Cada vez que me preparo es como borrón y cuenta nueva
La medallista de bronce ya tiene la mirada puesta en Río 2016
Amante de la música romántica y de banda sinaloense, y siempre dispuesta a comer un ceviche de mariscos o un filete preparado por su hermana, Chayito, como le dicen en Guasave, o Michay, como la llaman sus sobrinos, hace a un lado su seriedad para transformarse en una auténtica guerrera sobre el tatami
Domingo 2 de septiembre de 2012, p. a18
Aunque ha cosechado prácticamente todos los triunfos posibles en el taekwondo mundial, María del Rosario Espinoza Espinoza no olvida ser sencilla y humilde, valores que le inculcaron desde la cuna y que ahora atesora como algunos de sus bienes más preciados.
Pese a su exitosa carrera sobre el tatami, la verdad, es como si no hubiera ganado nada, porque sigo metida en esto, en la competencia y cada vez que me preparo, siempre con una meta fija, es como borrón y cuenta nueva, empezar de cero
, con el inquebrantable afán de subir al podio.
Mientras juguetea con las manos, la otrora campeona olímpica en la división de +67 kilogramos, ahora digna ganadora del bronce en la recientemente finalizada fiesta deportiva de Londres 2012, pinta una ligera sonrisa cuando recuerda lo mucho que le gusta prepararse y luego competir, le emociona sentirse segura de haber trabajado lo necesario para levantarse con la victoria.
–Pero no puede ganarse siempre, ¿qué pasa cuando caes, qué te impulsa a levantarte?
–Con la misma fuerza que caigo es con la que me levanto. Duele perder, entristece, hasta hace llorar, pero igualmente sirve para volverte a poner de pie y con más fortaleza para enfrentar a las rivales.
Chayito, como la conocen en La Brecha, Guasave, Sinaloa, donde nació el 29 de noviembre de 1987, o Michay como le dicen sus sobrinos, aprendices infantiles del arte marcial, platica que en su casa no hay distinciones de ningún tipo y es la misma atención que sus padres Marcelino y Felícitas le brindan a la doble medallista olímpica, que a sus hermanos Ángel Marcelino y Mónica.
El rostro de María del Rosario se ilumina con otra sonrisa al recordar que sus sobrinos no la frecuentan demasiado, pero cuando saben que ando por allá, van a saludarme y hacen varios de los movimientos del taekwondo o por lo menos intentan imitar los gritos
, lo que la mantiene alegre en la casa de sus padres.
Lo que no me gusta mucho es el quehacer de la casa, pero lo tengo que hacer, porque como dije, no hay diferencias y cuando voy con mis papás, pues me ponen algunas tareas, aunque cuando se dan cuenta de que no lo quiero hacer, me mandan mejor a arreglar mi pieza
, a donde se refugia para estar tranquila y no tener que limpiar ni barrer.
A veces tomo refresco, pero sólo el de mi patrocinador
Con un palmarés dorado, por los campeonatos conquistados alrededor del orbe, la competidora no es nada exigente con su alimentación, aunque se cuida mucho de no consumir alimentos grasosos ni tomar refrescos, porque la verdad no me gustan las cosas fritas; si acaso, tomo a veces Coca, porque es mi patrocinador, pero nada más
, ríe con su propia respuesta que descubre su faceta de bromista.
Autodefinida como comelona, María del Rosario tiene una estricta dieta para cuidar su peso ideal, de la que se encarga de preparar escrupulosamente su nutrióloga, para mantener un porcentaje bajo de grasa y alto de músculo, porque parte del éxito que ha tenido en el taekwondo se debe precisamente a su fortaleza física y a su carácter determinado.
Cuando tiene unos días de descanso, sin exigencias deportivas que cumplir, come mariscos cocidos con limón, en un ceviche bien preparado, como el que hacen en casa de sus padres, o filete frito, que le queda delicioso a su hermana, acompañado por bebidas sin alcohol, en general aguas frescas naturales, por las que tiene especial gusto.
La monarca regional, continental y mundial no es asidua visitante de los antros. Prefiere salir al cine con sus amigas y amigos; algunos son sus compañeros del gimnasio, pero aunque la plática a veces puede derivar hacia el taekwondo, siempre procuramos hablar de asuntos diferentes, de otros temas porque de lo que se trata es no saturarnos siempre con lo mismo
, expone.
Si de leer se trata, la mejor del mundo en su deporte no tiene autores favoritos, porque prefiere la libertad de acercarse a las páginas de los más diversos escritores, aunque en sus gustos musicales dice extrañar el sonido de la banda sinaloense y, alejada de su familia, se consuela con escuchar música romántica.
–¿Por qué romántica, específicamente?
–Porque soy muy romántica–, responde de inmediato.
Aunque por ahora no tiene novio, porque me quitaría mucho el tiempo
, afirma que antes le ha ido muy bien, sobre todo porque lo que más valora en una relación sentimental es que haya comunicación. No está buscando pareja en este momento, aunque si llega, pues qué bien
, complementa con otra sonrisa.
Combate apasionado
De ser una mujer seria, tranquila, de pocas palabras, Chayito se transforma en una guerrera sobre el tatami. La verdad es que ni cuenta me doy. Cuando compito me meto en una burbuja, en mi zona de combate y hago lo que tengo que hacer. Me apasiono, porque es una lucha para ganar por mi país, por la gente que me ayuda. Es la pasión la que me lleva a hacer cosas que no me doy cuenta
, afirma.
Aunque muchas veces la prensa crea fantasmas de papel al pintar rivales imbatibles o el coco
, para la sinaloense no existe una oponente ni pequeña ni grande, fuerte o débil, fácil o dura; sólo son competidoras a las que se les puede ganar, pero todo depende de cómo se haya preparado cada quien y de qué tan determinada estés para salir con el triunfo. No hay oponentes invencibles
.
–Cuando te sabes vencedora, ¿sigues o te detienes?
–No lo pienso en esos términos. Busco desde luego asegurar el triunfo, entre mayor sea la diferencia a mi favor en puntos, más crece mi seguridad. Si es punto de oro, salgo con la plena seguridad, producida por mi entrenador Pedro Gato, quien me recomienda con qué patada voy a ser más efectiva, con la que ganaremos el combate. No voy a ver qué pasa, salgo a ejecutar la estrategia que me indica mi couch, explica.
Los nervios y la presión son inseparables acompañantes hasta de los competidores más experimentados; María del Rosario no los puede hacer a un lado, pero ya aprendió a convivir con ellos y a no hacerles caso, al momento de buscar una victoria para el país. Un oro se gana o se pierde, se convierte en plata, pero el bronce te lo puede arrebatar cualquiera
, se pronuncia.
Acabar con la pobreza
Aunque por ahora
no tiene interés en participar en la política, camino al que son invitados muchos de los ex deportistas exitosos, la competidora tampoco descarta que cuando llegue el aún lejano retiro tendrá intereses diferentes a los que ahora percibe.
Ya se impuso como agenda llegar a los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde, a decir de su entrenador cubano, deberá hacer historia al conquistar su tercera medalla en tres justas veraniegas consecutivas.
Lo que sí buscaría cambiar de tener el poder o la autoridad para lograrlo, es acabar con la pobreza que existe en el país, algo que le sobresalta mucho y que vaya donde vaya está presente.
Le disgusta la violencia. Igualmente erradicaría la injusticia en todos los ámbitos: en el deporte, en lo social, en lo político, en todo, porque es un mal que apabulla a la gente y del que otros se sirven para intereses propios.
También sería muy bueno abatir el tráfico vehicular, los congestionamientos en las calles, porque desde que llegó a la capital federal decidida a triunfar, siempre ha vivido en las instalaciones deportivas donde practica su deporte para no tener que desplazarse de un lugar a otro, y no perder el tiempo.
A María del Rosario nadie le ha regalado ni una casa ni un automóvil como reconocimiento a sus logros deportivos, que son muchos. Estudia a distancia la licenciatura en dirección en cultura física y deporte en el Instituto Tecnológico de Sonora, sueña con tener una familia como la tiene ahora con su padres y hermanos.
Antes de eso, quiere probar de nuevo subir a lo más alto del podio, para lo que ya se está preparando y concentrada en lo suyo: la victoria.