Por acuerdo de asamblea no aceptarán que sus hijos estudien en Puruarán ni en La Injertada
Los seguidores de Martin de Tours aseguran que los medios están de parte de los disidentes
Nueva Jerusalén, ubicada en el municipio de Turicato, Michoacán, vivió en paz hasta 1980, pero al enfermar Papá Nabor y cuando tomó el poder Agapito con un grupo de delincuentes, todo se vino abajoFoto Víctor Camacho
Martes 28 de agosto de 2012, p. 41
Turicato, Mich., 27 de agosto. La pugna entre extremistas religiosos y padres de familia de la comunidad Nueva Jerusalén se recrudeció este lunes, porque los seguidores del sacerdote Martín de Tours aseguraron que los medios informativos están de parte de los llamados disidentes, y éstos, a su vez, sostienen que el gobierno del estado apoya a quienes destruyeron la escuela el pasado 6 de julio.
Por lo pronto, unos 60 policías federales arribaron a la comunidad también llamada La Ermita, y su comandante Miguel Guerra dijo a los padres de familia que su llegada se debió a una llamada de alarma sobre un posible enfrentamiento en la localidad.
Este lunes amaneció lloviendo, y por ello los 45 alumnos de la primaria José María Morelos, ubicada en la comunidad vecina La Injertada, no tuvieron clases.
El representante de los padres de familia de Nueva Jerusalén, Emiliano Juárez Damián, afirmó que por acuerdo tomado en una asamblea, celebrada la tarde del domingo, no aceptarán que sus hijos estudien en el municipio de Puruarán ni en La Injertada, como pretende imponer el gobierno estatal.
Juárez Damián rechazó haber acordado con el subsecretario de Gobierno, Fernando Cano Ochoa, que se instalaran aulas provisionales y se comenzara a construir una nueva escuela en La Injertada.
No se nos tomó en cuenta y no vamos a permitir que nuestros hijos se arriesguen al cruzar el río sin ninguna protección, y pedimos al gobierno estatal que se construyan las aulas en el mismo lugar donde fue derribada (la primaria de Nueva Jerusalén, a principios de julio pasado), pero sobre todo que se castigue a los responsables conforme a la ley
, apuntó Hermeregildo Zerafino, padre de un niño en edad de cursar primero de primaria.
El encargado de orden de La Injertada, Cristino Mendoza Madrigal, se reunió el domingo con el subsecretario Fernando Cano, quien le propuso que si la comunidad aceptaba construir la escuela de La Ermita, el gobierno de Michoacán pavimentaría el acceso a la carretera a Puruarán y realizaría otras obras necesarias. Esto molestó a padres de familia de Nueva Jerusalén, quienes se quejaron de que no se les ha pedido su opinión.
“Si construyeran la escuela en las poblaciones vecinas, tampoco garantizaría que el conflicto va a terminar, porque (el dirigente tradicional de Nueva Jerusalén) Martín de Tours y su grupo lo que quieren es expulsarnos de la comunidad, saben que sólo los están siguiendo ancianos y niños”, afirmó Cenorina Domínguez Hernández.
Asimismo, recordó que decenas de familias fueron expulsadas de Nueva Jerusalén, luego de las violaciones a menores de edad y abusos contra quienes no estaban de acuerdo con Agapito Gómez Aguilar, supuesto vidente que aseguró ser sucesor de Papá Nabor, fundador de Nueva Jerusalén, quien decía comunicarse con la Virgen del Rosario y mangoneó
a la comunidad en la década de 1980 y parte de los años 90.
Alguien dijo a los policías que nos íbamos a agarrar a catorrazos
A las 11 horas del lunes, unas 80 personas marcharon por las calles lodosas donde viven los llamados laicos de Nueva Jerusalén, quienes exigen al gobierno de Michoacán que garantice el derecho a la educación.
En respuesta, el llamado grupo tradicional organizó un festival artístico para demostrar a los fuereños que son un pueblo pacífico. Al hacer uso de la palabra, el asesor jurídico
, Juan Carlos Tello, sostuvo que ellos también tienen derechos constitucionales, ya que el artículo tercero de la Constitución federal señala en su fracción sexta el derecho a la educación privada, y los sacerdotes herederos de Papá Nabor construyeron la escuela Juan Bosco, donde se prepara a los niños. Además, responsabilizó al alcalde perredista de Turicato, Salvador Barrera, y al propio sol azteca, de cualquier enfrentamiento que pudiera ocurrir.
Los padres de familia aseguraron que en la escuela tradicional sólo se enseña a leer y escribir, y se impone mucha doctrina. Indicaron que seguidores de Martín de Tours mantuvieron cerrada la escuela local durante tres años, y consideraron incongruente que allegados al supuesto obispo llevan a sus hijos a la escuela de La Injertada.
Los grupos en pugna no se ponen de acuerdo ni en el número de habitantes. De acuerdo con cálculos no oficiales, unas dos mil personas están con los religiosos, y casi mil 250 con los disidentes. Las mismas fuentes indican que unos 250 niños perdieron su escuela a manos de la gente de Martín de Tours.
Yo iba a entrar a la telesecundaria, incluso estaban por construirse las aulas. Nos dejaron sin oportunidad, por eso es que muchos jóvenes se van a México o Guadalajara para buscar una mejor forma de vida
, dijo Carmen Zerafino, de 16 años.
Aproximadamente a las 14 horas arribó un convoy de federales en nueve patrullas, dos camiones, un vehículo blindado de los llamados rinocerontes y una ambulancia, que se sumaron a unas 15 patrullas del Grupo de Operaciones Especiales de la corporación.
Dos mandos y un grupo de policías entraron a La Ermita; primero se reunieron con los encargados del orden de los tradicionales, y luego con representantes de los padres de familia, quienes comentaron: Vinieron a ponerse a nuestras órdenes y a preguntarnos cómo estaban las cosas, aunque al parecer alguien les dijo que nos íbamos a agarrar a catorrazos
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Cenorina Domínguez afirmó, en nombre de los padres de familia, que Nueva Jerusalén vivió en paz hasta 1980, pero al enfermar Papá Nabor y tomar el poder Agapito junto con un grupo de delincuentes
, todo se vino abajo, porque para muchos de nosotros quedó claro que la Virgen del Rosario no podía ordenar cosas tan malas, y tampoco estuvimos de acuerdo que (los líderes) se queden con parte del trabajo de nuestros esposos, además de andar siempre espantados por las amenazas, persecuciones, porque ya no teníamos libertad ni para expresarnos
.