La obra de teatro Vestuario de hombres plantea como fondo el hecho fatal de la fragilidad de cualquier persona en ciertas circunstancias. Todos podemos dejarnos llevar por corrientes agresivas o manipuladoras, expresó en entrevista Eric Morales, quien dirige la puesta que se escenifica en el Círculo Teatral, de la colonia Condesa.

Con una escenografía funcional de Jesús Aullet que permite el óptimo desplazamiento actoral, Vestuario de hombres, de Javier Daulte, no es una pieza fácil de ver, porque hay desnudos masculinos, a veces cuerpos bañándose en la regadera, o simplemente cambiándose de calzones. “Yo me identifico con la idea de esta obra en torno a la fragilidad. Como director esto es lo que más me conmueve. De los desnudos… no dudo que el morbo haya conseguido que hasta el momento haya asistido mucha gente. En la opinión casi generalizada, el desnudo pasa a segundo plano, inadvertido dentro de las posibilidades. No quisimos que el desnudo robara foco.”

No obstante, lo que se pudo apreciar, incluso antes del inicio de una de las funciones, fueron nervios, ansias y movimientos de piernas, así como frotamientos de manos. A lo largo de la historia hubo risas que expresaron sentimientos diversos. Ello por los desnudos. Algunos homosexuales observaron con ojo crítico y no se rieron ante los gags. Esta obra ha sido una sorpresa y la asistencia ha sido más que buena.

Un atroz confesionario

Se narra la historia de un equipo de 10 jugadores amateurs y su entrenador, quienes logran llegar a la final mundial de lacrosse, un deporte poco conocido en México, con efectos que nunca imaginaron.

El vestuario de hombres se ha convertido en una realidad atroz, una especie de confesionario.

Ahora un grupo de actores conforma un proyecto teatral que dibuja horizontes que nunca imaginaron.

A los actores, Morales los conoció en un set de televisión comercial. Lo demás fue trabajar el texto del autor argentino. Se buscó que en esta obra predominara la verdad escénica y cada actor tuvo la libertad de construir a su personaje y sus acciones, siempre y cuando no se convirtiera en algo artificial.

Hubiera sido deleznable que la obra descansara en la desnudez. La respuesta del público ha sido tremenda. Al principio pensábamos estar sólo dos semanas, pero ahora creemos que mínimo llegaremos a las 50 funciones. Algunos productores teatrales se han interesado por esta obra para que siga en cartelera, en el teatro Jorge Negrete o en el Xola, pero creo que eso implicaría matar la pieza, porque en este caso se trata de un discurso intimista, de aproximación, y montarla en un teatro más grande y con más público sería lamentable, porque se perdería el efecto. De hecho, los cuerpos desnudos están a un metro de distancia, en vivo y a todo color. Y nadie sabe la potencia de un cuerpo, dijo Wittgentein.

La producción está a cargo de Morales y del actor Pablo Perroni. El resultado inmediato fue una mirada detallada al universo masculino desde múltiples matices. Otro efecto es que ha roto paradigmas de los egresados del CEA de Televisa sobre su capacidad para hacer teatro de calidad.

Comentaristas deportivos han señalado sobre el tema de esta obra que es una feliz coincidencia que su éxito se dé a la par del triunfo de la selección olímpica de futbol. En los vestidores deportivos se encierran historias que nunca salen de ahí, pero hay una realidad, dicen.

“Yo decidí montar esta obra por el discurso que toca, más allá del nacionalismo, más allá de toda esta locura que puede desprender el nacionalismo. A los jugadores de esta historia, que en un principio son honestos y quieren ganar el campeonato, los va envolviendo una circunstancia de corrupción, de manipulación, que al final es como en libro El señor de las moscas, donde se aviva el salvajismo y la bestia que todo mundo puede llevar dentro. Cuando un ciudadano pierde el control algo puede hacer que se detone una respuesta que saque a la bestia en una comunidad de salvajes.”

La ambientación es de Rodrigo Álvarez, la iluminación de Sara Ramos y Regina Morales, diseño de uniformes de Ana Claudia Ocampo, edición musical de Israel Arteaga, diseño gráfico de Alejandro Figueroa, fotografía de Carlos Latapí y Francisco Uribe, combate escénico Fidel Zerda, asistente de combate José Luis Enríquez, asistente de dirección Edison Ruiz, producción ejecutiva de Daniel Bretón.

El Círculo Teatral se localiza en la calle de Veracruz 107, casi esquina Parque España. Funciones lunes y martes, 20:30 horas. Boleto 200 pesos.