herán representa la ineficacia de toda la estrategia de seguridad del sexenio de Felipe Calderón. Es la prueba de las complicidades, omisiones y falta de cumplimiento de compromisos institucionales contraídos con una comunidad. Y también es la muestra de que cuando un pueblo dice ¡Basta! no hay regreso, pues, como dicen los comuneros, va la vida de por medio.

Esta comunidad de la meseta purépecha de Michoacán continúa exigiendo el cumplimiento de sus demandas fundamentales: desmantelamiento del crimen organizado que opera en la región, fin a la tala clandestina y reconstitución de su territorio. Y al mismo tiempo que demandan mantienen la guardia y continúan con su organización interna, es decir, trabajan en el fortalecimiento de su autonomía y libre determinación.

Nuestro pensamiento es el de seguir organizados para conseguir seguridad y justicia en nuestro territorio. Están vigentes las asambleas de barrio, la asamblea comunal, las fogatas y en general toda la lucha para vivir en plena libertad, indica el comunero Salvador Campanur.

Cherán permanece en el interés nacional desde que el 15 de abril de 2011 los 20 mil habitantes purépechas, cansados de agachar la cabeza, se organizaron para enfrentar a talamontes vinculados a las mafias de la región, quienes desde 2008 iniciaron el saqueo de madera de los bosques destruyendo 15 mil de las 20 mil hectáreas de su territorio. Ese día los pobladores vencieron el miedo y tomaron el control de su defensa, desafío que les ha costado el asesinato de 13 de sus compañeros.

A 16 meses del levantamiento contra el crimen organizado y sus cómplices en los diferentes niveles de gobierno, la comunidad se sigue defendiendo por sí misma, pues la llegada, el pasado 11 de julio, de una Base de Operaciones Mixtas (BOM) del Ejército Mexicano y policías federal y estatal no garantiza la seguridad del poblado y la situación es la misma, no hay seguridad ni justicia y el crimen organizado actúa con impunidad, asegura Campanur.

Seguimos esperando el cumplimiento de los acuerdos y que se garantice el desmantelamiento de la delincuencia y de los grupos paramilitares para que regrese la paz robada a nuestro pueblo, sin simulaciones ni suplantaciones, pero no hay respuesta positiva, los gobiernos federal y estatal sólo le dan vueltas al asunto y no cumplen los compromisos, explica.

En las mesas de negociación, señala, quieren resolver el problema con programas gubernamentales que sólo sirven para dominar a la población, pero el levantamiento –insiste– fue para que haya paz y democracia en nuestra comunidad.

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