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La Jornada Olímpica/Londres 2012
Sexo y deporte, el eterno dilema
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de agosto de 2012, p. 6

Sydney, 6 de agosto. ¿Es bueno tener sexo antes de las competiciones? Los expertos siguen investigando la eterna cuestión, que renace con motivo de los Juegos Olímpicos.

El tirador australiano Russel Mark se quejó de tener que compartir la habitación con un colega y no con su compañera de equipo y esposa, Lauryn.

La eterna pregunta sigue en el aire: ¿es el sexo bueno o malo antes de la competición? Si el sexo formase parte de la preparación normal de los deportistas, no ordenaría abstinencia alguna, dice el fisioterapeuta Mark Brown, del Consejo de Medicina Deportiva de Australia y que ha participado en tres Juegos Olímpicos.

Muchos atletas siguen en la preparación rituales fijos. Eso se les debe permitir, agrega.

Más de un entrenador opina que la prohibición de sexo hace más agresivos, y por ello mejores, a los deportistas. Otros en cambio creen que los deportistas excesivamente agresivos pierden la visión de lo que es importante y rinden menos.

De creer a estrellas como el nadador estadunidense Ryan Lochte, la mayoría de los participantes olímpicos conceden escasa importancia a la opinión de los expertos. De 70 a 75 por ciento de los deportistas en la villa olímpica no se abstiene en absoluto, aseguró Lochte. Otros informan de una auténtica vida ligera de muchos atletas en la villa.

Desde el punto de vista del científico deportivo David Bishop, de la Universidad de Victoria, en Australia, el sexo no reduce forzosamente las posibilidades de conseguir medallas. Sexo y luego un buen sueño pueden tener con seguridad efectos positivos, dijo.

Si los deportistas no están muy habituados a ello, entonces sí deberían abstenerse en la preparación previa a las competiciones.

Dar una respuesta científica es difícil, dicen los expertos. Simplemente, porque no es posible un estudio controlado. Los deportistas deberían decidir por sí mismos cómo pasar las noches antes de una competición importante, opinan los expertos. Pero el enigma del sexo olímpico seguirá de momento sin resolver.