Sábado 4 de agosto de 2012, p. a20
Existe una versión para clavecines del Doble Concierto para Violín, también llamado Concierto para dos Violines, de Johann Sebastian Bach. Otras combinaciones con instrumentos cuya agilidad lo permite, ocurren y han ocurrido. Pero tan sólo imaginar la combinación violín y contrabajo se antoja increíble.
El segundo track del disco Conversations With Christian hace posible tal proeza: el contrabajo acústico, un instrumento señalado por su aparente pesadez (no en balde Benjamin Britten le atribuye el papel del elefante en su cuento sinfónico El Carnaval de los Animales), suena aquí en manos del maestro Christian McBride como un violín, junto al de la especialista Regina Carter. Ambos, McBride y Carter ponen al escucha a danzar con la música de Bach, en una recuperación que ni siquiera hubiese imaginado el experto Nikolaus Harnoncourt, afanado en la recuperación del espíritu original de las partituras antiguas, y lo que para los conocedores resulta una obviedad, para la mayoría pasa muchas veces desapercibido, por culpa de las deformaciones románticas (las del estilo propio de la época musical del romanticismo) que suelen imprimir muchos intérpretes: que buena parte de la obra de Bach es música de baile.
Y si de bailar se trata, el track cuatro es ya de plano la pista de baile habilitada por el bajo de McBride, que ahora conversa con el maestro Eddie Palmieri, quien suelta todo el jícamo y el tumbao en una pieza que no en balde se titula así: Guajeo y Tumbao.
Si cuando sonaba Bach el escucha sedente movía la parte superior del cuerpo solamente, en acompasado diapasón, en esta pieza de plano se levanta y saca lustre al piso con este ritmo afroantillano irresistible. Vaya combinaciones: contrabajo acústico y Bach y luego un buen tumbao y bueno, lo que sigue es una disquisición de pura cepa jazzística: ahora la charla es con la trompeta de Roy Hargrove: la cantilación del título de la obra lo dice todo también: Baubles, Bangles and Beads.
Conversations With Christian es el más reciente disco de McBride que ha llegado a México. Su lanzamiento coincide con The Good Feeling: el propio Christian dirigiendo su Big Band y con el que obtuvo el premio Grammy de este año. Antes apareció Kind of Brown, título cuyo guiño es inequívoco con aquella piedra de toque de Miles Davis: Kind of Blue, además que también el formato es el de Quinteto, que McBride bautizó también con jiribilla: Inside and Straight (Adentro y Derecho, literal, aunque las posibilidades se amplían: Derecho y hasta ver el fondo, derivación báquica propia de los clubes de jazz del lado moridor). Los tres álbumes mantienen a Christian McBride en el pináculo.
Las Conversations With Christian son 13: la inicial con Angélique Kidjo, quien le canta, mientras el bajo de McBride le tiende hamacas a la madre Afrika. Después, una bonita disquisición de Sting con la pieza Consider Me Gone. Destaca el track seis: un hermoso Spiritual, prácticamente un adiós firmado por Dr. Billy Taylor, ese gran pianista que falleció poco después de grabar esta sesión.
La cantante Dee Dee Bridgewater parte en dos el disco, pues su intervención, en el corte séptimo, It’s Your Thing, imprime la atmósfera burbujeante, divertida, entre el jam y la vanguardia y otras linduras que caracterizan los cortes restantes, aunque también están los momentos de alto contraste que caracterizan a un buen track listing, en este caso la intervención de otro gran maestro del teclado: Hank Jones, quien convierte en poesía un clásico: Alone Together. Curioso, también Hank Jones falleció poco después de grabar este disco, al igual que póstumo resultó el bello disco Spirituals que reseñamos hace pocas semanas aquí.
George Duke, Chick Corea, Russell Malone, Ron Blake y Gina Gershon completan el listado de las 13 Conversations With Christian.
Una opulenta puesta en jazz de los diálogos platónicos.