Domingo 29 de julio de 2012, p. 3
En una sociedad acostumbrada al consumo irracional, se puede vivir perfectamente de lo que desechan los demás. Por lo menos así lo piensan los adeptos del freeganismo, tendencia surgida sobre todo en Europa y Estados Unidos a mediados de los años 90, que postula el uso de estrategias alternativas para vivir al margen de la economía regular y aprovechar la comida o los objetos útiles que otros tiran.
Encontrar personas que se reivindiquen como freegans en México no es fácil, pero Erick Cabello, de 23 años, es una de ellas. Junto con algunos amigos, formó en 2007 una comuna dedicada a vivir de los alimentos que tiran los restaurantes del Centro Histórico y la Central de Abastos.
Hay un desperdicio enorme. Encontrábamos hamburguesas y tortas a la mitad, refrescos enteros a los que nomás le dieron un trago y lo tiraron porque les dio flojera cargarlo, aunque lo más complicado es conseguir agua. Al principio cuesta trabajo despojarte del sistema capital, pero ya después de un tiempo te vas acostumbrando, y sí es posible vivir de esto
, afirmó en entrevista con La Jornada.
Si hay tantos desperdicios, señaló, es porque la gente come sin hambre y compra cosas que realmente no necesita, como ropa o celulares. Nos vamos haciendo de cargas excesivas, y trabajamos por cosas superfluas, por tener estatus o falsa felicidad
.
Aunque tuvo que retirarse del freeganismo por un cuadro grave de tifoidea –luego de beber agua de un charco–, Erick defiende ese estilo de vida, y dice que en el futuro no sólo va a ser viable, sino necesario, si ocurre una crisis que haga escasear el agua y la comida.