Utilizó la memoria como arma de conocimiento, dijo su amiga Ana María Moix
Publicó en español la novela El nombre de la rosa, de su amigo italiano Umberto Eco
Martes 24 de julio de 2012, p. 7
Madrid, 23 de julio. La editora y escritora catalana Esther Tusquets, fundadora del sello Lumen, falleció en Barcelona a los 75 años, aquejada de una enfermedad pulmonar y después de padecer durante varios años el mal de Parkinson.
Nacida en 1936, el año del inicio de la Guerra Civil española, Esther Tusquers pasó de ser una joven de familia de la alta burguesía catalana que coqueteó con las ideas falangistas, a una de las personas que lograron abrir espacios de libertad en las últimas décadas de la dictadura franquista.
También fue la editora en español de uno de los libros más vendidos y celebrados del siglo XX: El nombre de la rosa, de su amigo italiano Umberto Eco.
Tusquets formó parte de un selecto y prolífico grupo de catalanes que transformaron la industria editorial española a finales de los años 60 del siglo pasado, que de ser previsible y dominada por las camarillas de intelectuales y escritores del régimen, a un espacio abierto a las voces nuevas, incluidas las de América Latina, en particular todas las grandes figuras del boom.
La editora catalana murió acompañada por su amiga y también escritora Ana María Moix, y apartada de la industria editorial, que se convirtió en un lugar inhóspito para los editores como ella, pues cuidaba la producción como algo artesanal, que entendía y era amiga de los autores, y que buscaba, como su propio sello lo decía, llevar luz
al mundo opaco de la sociedad.
Convertidas las editoriales en sellos industriales basados en la mercadotecnia y la búsqueda de resultados rápidos, Tusquets fue sustituida por jóvenes tecnócratas tras la absorción de Lumen por un grupo de inversionistas que transformaron la pequeña editorial, la cual nació con vocación de descubrir a nuevos autores en un momento de especial oscuridad para España.
Como directora de Lumen se mantuvo en el cargo durante 40 años, en los que también hubo agrias rupturas, como la que vivió con su hermano Óscar y la esposa de éste, Beatriz de Moura.
Como escritora, uno de sus géneros predilectos fue la autobiografía o el memorialismo, en el que plasmó todos los hechos polémicos durante su prolongada vida de editora. En uno de sus libros, Confesiones de una vieja indigna, explicó que no tenía vocación de editora, pero me gustó enseguida
.
Tusquets fue una mujer activa desde joven, que cuestionó algunas de las herencias recibidas por sus padres, sobre todo por su madre, quien –según ella– le tenía un profundo desprecio
. De hecho, se afilió de joven a la Falange –pensaba que era un partido de izquierdas
–, pero pronto se dio cuenta de que era la matriz ideológica y militante del siniestro régimen al que intentaba llevarle algo de luz con los libros. De hecho, sus primeras publicaciones fueron textos infantiles, con los que pretendía cambiar o transformar una sociedad oprimida por el dogma militar y católico.
Ana María Moix reconoció su profundo pesar por la pérdida de su amiga, una escritora proustiana que utiliza la memoria como arma de conocimiento. Con ella realiza un espléndido ajuste de cuentas con las costumbres de la España del último medio siglo
. Mientras su colega Jorge Herralde aseguró que era una gran editora, una gran escritora y una amiga de toda la vida
.