Varsovia, 29 de junio. El formidable doblete del italiano Mario Balotelli contra Alemania (2-1), en las semifinales de la Eurocopa 2012, puso de acuerdo a todos para dedicarle una lluvia de elogios, a la vez que el joven de 21 años dulcificó su imagen besando a su madre en la grada.

Las portadas para Balo esta vez fueron por algo bueno, tanto en Italia como en Inglaterra, donde es muy popular desde que fichó para el Manchester City.

En anteriores ocasiones había ocupado esas mismas portadas, pero por motivos menos agradables, como sus expulsiones por agresiones o su agitada vida sentimental y sexual, que hace las delicias de los tabloides.

Esta vez los méritos son futbolísticos y se destaca especialmente que ha madurado, dejando de ser una joven promesa para ser la estrella que todos esperaban.

Durante el torneo sólo había conseguido un tanto, ante Irlanda en la primera fase, y había estado más bien decepcionante, pero contra los alemanes se vistió de héroe, cuando su equipo más lo necesitaba.

Su imagen acudiendo a dar un beso a su madre al final del encuentro dio la vuelta al mundo y ocupó un espacio destacado en la prensa italiana.

Mi madre estaba en el estadio y mi padre delante del televisor. marqué dos goles frente a mi madre, me gustaría anotar cuatro ante mi padre en Kiev, en la final, afirmó.

Mario nació en Palermo, en la isla de Sicilia, el 12 de agosto de 1990. Sus padres, Rose y Thomas Barwuah, inmigrantes ghaneses, llegaron a Italia en busca de un futuro mejor.

A los dos años de edad y tras una dura enfermedad intestinal que padecía Mario desde su nacimiento los Barwuah solicitaron ayuda a servicios sociales, que encomendaron su custodia a una familia italiana: Francesco y Silvia Balotelli.

Cuando Súper Mario se hizo famoso gracias al futbol sus padres biológicos pidieron su regreso, pero el futbolista cambió su apellido y adquirió la nacionalidad italiana a los 18 años. No pudo antes porque no estaba adoptado legalmente, sólo era un acogimiento renovable a plazos.

Según una de sus profesoras, entrevistada por la revista francesa So Foot, era el alumno más perturbado que nunca tuve, tenía evidentemente un problema de identidad.

Pero después de su actuación en esta Eurocopa el mundo del futbol le rinde pleitesía.

Ha nacido una estrella, tituló La Gazzetta dello Sport en su editorial, junto a su fotografía con el torso desnudo y la camiseta en la mano izquierda, con gesto desafiante.

Balotelli tomó con optimismo la tarjeta amarilla que recibió. El árbitro vio mi cuerpo y tuvo envidia, por eso me amonestó, dijo, y explicó por qué no festejó sus anotaciones: Así como un cartero no celebra cuando entrega una carta, marcar goles es mi trabajo, ¿por qué debo hacerlo?.

El gesto de quitarse la camiseta en la segunda anotación se interpretó por algunos como una alusión a la viñeta publicada hace unos días, en la que se le veía subido al Big Ben londinense, con motivo del duelo ante Inglaterra en cuartos de final, al modo del célebre gorila King Kong en un rascacielos estadunidense.

La ilustración generó polémica por la referencia simiesca, en un torneo en el que Balotelli ha sufrido cánticos racistas en forma de gritos de mono y algunos aficionados han aventado plátanos a la cancha.

Al principio del torneo Prandelli ya había defendido al joven jugador, con el que en el pasado tuvo problemas por su indisciplina y su carácter volcánico.

Es único. Es un atacante moderno, pero algo atípico. Es muy fuerte físicamente, pero sabe trabajar para el equipo y siempre es decisivo en el área, apuntó, mientras Claudio Marchisio señaló: Mario hizo un gran partido táctico, corrió y presionó.

Este domingo, frente a España, Balotelli tiene la oportunidad de reivindicar su estatus de gran estrella, en un año que puede ser inolvidable tras proclamarse campeón de la Liga Premier.