El piloto, que se presenta hoy en la Exporrestaurantes, es apoyado por Fundación UNAM
Los etnobotánicos Edelmira Linares y Robert Bye invirtieron sus recursos para rentar 11 hectáreas donde sembraron 40 kilos de semillas de 11 variedades del grano en la sierra
La Tarahumara sufre una depredación no sólo por el efecto de la sequía, sino por la ausencia de visitantes, acusó Bye Boettler. La imagen fue captada en San José Baqueachi, municipio de Carichi, ChihuahuaFoto Jesús Villaseca
Lunes 25 de junio de 2012, p. 44
La hambruna de este año es la peor que he visto en mis 78 años de vida, dijo la rarámuri Margarita a Edelmira Linares y a Robert Bye Boettler, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes ante el riesgo de que se pierdan los maíces nativos en la sierra Tarahumara por la sequía, iniciaron el Semillatón.
Estamos ante una catástrofe, pues en los recientes dos años se han perdido las cosechas de maíz; el actual ciclo primavera-verano es la última esperanza; datos recientes indican que en la sierra la lluvia ha sido de apenas ocho milímetros, de los 600 que en promedio se registran.
Hay inquietud por la situación y por eso Fundación UNAM, el Instituto de Biología de esa casa de estudios, diversos chefs y el Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana se unieron a la propuesta de echar a andar un programa piloto para rescatar la semilla y entregarla a los indígenas, explicaron.
La experiencia de trabajar durante 40 años con los rarámuris en la alta Tarahumara –zona que se ubica entre mil 200 y 3 mil 300 metros sobre el nivel del mar– permitió a ambos investigadores detectar que los indígenas quieren kórima (palabra rarámuri), es decir, compartir con los demás sin esperar nada a cambio.
Ambos especialistas invirtieron sus propios recursos para iniciar el proyecto piloto; integrantes del Frente Democrático Campesino de Chihuahua de La Junta, municipio de Guerrero, aceptaron rentar 11 hectáreas en donde ya se sembraron los 40 kilos de semilla de 11 variedades de maíz nativo de la Tarahumara.
La semilla se fue recolectando poco a poco entre los rarámuris, campesinos, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias y el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas; el mayor volumen lo aportaron indígenas y campesinos.
El cultivo se realizará según marcan las normas internacionales, pero también respetando las condiciones sociales y culturales de los rarámuris, es decir, no se aplicarán agroquímicos y se regará cuando sea estrictamente necesario; la cosecha será manual y las mazorcas no se desgranarán; se espera obtener 2.5 toneladas por hectárea.
A los campesinos que prestaron la tierra se les pagará como si hubieran cosechado normalmente con la semilla híbrida (de ocho a 10 toneladas por hectárea) y al precio vigente al momento de la cosecha.
Tenemos suerte de tener a la Fundación UNAM, pues por su conducto serán recolectados los fondos para el proyecto; nosotros como etnobotánicos estamos interesados en salvaguardar las plantas originarias del país, sus usos y su preparación tradicional. Nuestro interés no se limita a salvaguardar el germoplasma. Este proyecto es la reciprocidad universitaria a los rarámuris
, puntualizó Linares.
El proyecto será presentado al público este miércoles en la Exporrestaurantes, donde habrá un pequeño espacio para el Semillatón, y donde también un par de mujeres rarámuris venderán sus artesanías, pues ante la advertencia que lanzó Estados Unidos, disminuyó el número de turistas y con ello los ingresos de las indígenas.
La Tarahumara sufre una depredación no sólo por los efectos de la sequía, sino por la ausencia de visitantes
, apuntó Bye Boettler.
Los interesados en ayudar en el rescate de las semillas de maíz nativo de la Tarahumara por conducto de dicho proyecto, pueden hacer sus donativos a nombre de Fundación UNAM, cuenta Banamex 533019, sucursal 0870.