Celebración por el 75 aniversario de Radio UNAM, la noche del domingo
Impartió un seminario a estudiantes ante los que enumeró los tres principios de su arte sonoro
Martes 19 de junio de 2012, p. 6
Los grandes exteriores, el arque-fósil, la lucha por el placer, maximizar a los escuchas (títulos de algunas de sus obras): la presentación del Wim Mertens Duo la noche del domingo en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario fue un ritual de ensalmo y calma, un tránsito de lo sublime a la alegría: la sala llena, los corazones palpitando mansamente. Una digna celebración de los 75 años de Radio UNAM.
Con la violinista rusa Tatiana Samouil, Wim Mertens decantó, cantó y encantó al público (muchos lloraron, otros suspiraron, todos parecieron levitar) con un recorrido por sus nuevas composiciones y un repaso de sus grandes éxitos.
Un día antes, en la misma sala, congregó a un nutrido grupo de estudiantes de música para impartir un seminario acerca de su música. Contó cómo a los ocho años su padre lo condujo al camino que transita hoy: la música como una forma de conocimiento.
En la intimidad que otorga el hogar, narró Mertens, la música fue el ejercicio que mayor seguridad me dio en la vida: mi padre me enseñó primero a tocar la guitarra, que es un instrumento muy directo, de contacto inmediato con el cuerpo y donde uno puede controlar a placer el sonido.
Multinstrumentalismo
En casa había entonces guitarra, piano, violín, armónica, y otros varios instrumentos, de manera que el multinstrumentalismo en mí es algo natural desde el principio
, dijo Mertens.
Enumeró los tres principios que vertebran su ejercicio de la música: Moins de metre, assez de rhytme (menos métrica, más ritmo); Not yet, no longer (aún no, no más) y el binomio chance-effort (riesgo-esfuerzo).
El primero de ellos, moins de metre, assez de rhytme, rompe de manera definitiva con los convencionalismos en la manera de hacer música, abandona los corsés y encabalga un camino libertario; el segundo, Not yet, no longer, ubica un instante infinitesimal entre el momento en que está a punto de ocurrir algo y al mismo tiempo deja de ocurrir, como una derivación y ejercicio práctico del principio de impermanencia. El tercero, chance-effort, establece el equilibrio entre el poder de lo aleatorio, el azar, y la dificultad, o el esfuerzo para lograr atrapar el instante: la música como un juego sin esfuerzo, que implica correr riesgo.
Esos principios explican, en su formación en las ciencias sociales y en la musicología, lo que él denomina teoría práctica y práctica teórica
, es decir: no se trata de nombrar a las cosas, sino de hacerlas sonar, el propósito es la práctica de una teoría cimentada en principios comprobables.
La noche del domingo en la Sala Nezahualcóyotl llena, Wim Mertens y Tatiana Samouil envolvieron al público en una especie de bruma color cobalto que transportó a todos, músicos y público, a un estado de gracia natural, constante y sonante.
Wim Mertens en México. Esplendor.