A dos semanas de los comicios presidenciales, el secretario de Economía, Bruno Ferrari, se subió nuevamente a la palestra electoral y retó a los candidatos a un debate sobre la economía del país, al aseverar que en el del domingo hubo muchas imprecisiones y declaraciones sin sustento, por no decir mentiras, de algunos de ellos; quiero suponer que fueron por desconocimiento o ignorancia, porque de lo contrario sería una actuación dolosa.

El funcionario aprovechó una conferencia convocada para dar a conocer las propuestas que los 350 empresarios del Business 20 (B20) entregarán a los jefes de Estado en la cumbre del G-20, a realizarse la próxima semana en Los Cabos, Baja California Sur, para refutar las acusaciones de los aspirantes presidenciales sobre el incremento de la pobreza en México, la pérdida del liderazgo del país en América Latina y como receptor de inversión extranjera directa (IED), así como la falta de una política comercial que diversifique las exportaciones. Aunque nunca los identificó por su nombre y partido, los señalamientos de Ferrari fueron contra los abanderados del PRI, Enrique Peña Nieto, y de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, sumándose así a las críticas lanzadas recientemente por el presidente Felipe Calderón y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade.

Lo mínimo que se puede pedir a quienes están haciendo ese tipo de campañas es una disculpa pública o comprometerse a un curso de economía básica para candidatos presidenciales, sentenció Ferrari, apenas una semana después de que el Instituto Federal Electoral (IFE) declaró infundada la queja en su contra interpuesta por el PRI, luego de que en mayo acusó a gobiernos anteriores de rateros y corruptos.

En el debate –dijo–, uno de los candidatos aseguró que México se proyecta hoy al mundo como un país empobrecido, cuando jamás en la historia de México ha habido tantos pobres como en 1996, y el rescate bancario que se hizo en los 90 en México fue equivalente a 18 por ciento del producto interno bruto (PIB), casi el doble del 9.3 que implicará para España, fustigó el secretario en referencia al PRI.

Los gobiernos de los 90 –abundó– dejaron una fábrica de pobres, una herencia que nos ha llevado mucho tiempo corregir, pues la crisis de 1995 llevó a la quiebra a muchas empresas y familias enteras perdieron su patrimonio, crisis que fue provocada por un mal manejo de la política económica, siendo responsabilidad de ese gobierno (priísta). Entre 1994 y 1996 –precisó– el número de mexicanos en pobreza alimentaria creció 82.2 por ciento, al pasar de 19 a 35 millones.

Rechazó también que México se encuentre en el último lugar de América Latina en cuanto a ingreso per cápita ya que, con gráfica de por medio, mostró que supera a más de 10 naciones, y sobre el que ya no sea el primer captador de IED en la región, justificó que si Brasil lo ha desplazado es porque 32 por ciento de los capitales foráneos que recibe se concentran en telecomunicaciones y petróleo, sectores en los que México está cerrado al capital privado, y acusó a los legisladores de oposición de negarse a modificar dicha situación.

Seguiré defendiendo en todo momento lo que es verdad y distinguiéndolo de la ficción, porque la economía de México es robusta y las finanzas se han manejado de manera muy responsable. Creo que es importante que la ciudadanía juzgue con pleno conocimiento lo que dijeron algunos candidatos; considero que lo mínimo que merecemos los mexicanos es que los políticos que aspiran a ser presidentes de la República nos hablen con la verdad, sentenció. Ante el asombro de los empresarios presentes en la conferencia, como Alejandro Ramírez, presidente del B20, y Alberto Espinosa, dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).