Nueva encuesta electoral, académica e independiente, irrumpe en escena
Sus resultados arrojan un empate técnico entre Peña Nieto y López Obrador
l 27 de marzo se realizó en El Colegio de México el seminario Quinto poder: las encuestadoras y la construcción social del ganador. En la narración del seminario que hice en la entrega del 30 de marzo señalé:
Crespo, Díaz-Polanco y Boltvinik fueron particularmente claros al afirmar que las encuestas, en efecto, construyen al ganador. Crespo señaló que los datos de las encuestas determinan las categorías de voto útil e inútil que explican el traspaso de votos de Cárdenas a Fox en 2000 y de Madrazo a López Obrador y a Calderón en 2006. Díaz Polanco y yo coincidimos en una tesis más fuerte: que las encuestadoras (salvo Covarrubias) están tratando (marzo de 2012) de construir la inutilidad del voto por AMLO al ubicarlo sistemáticamente en tercer lugar. Si no puede ganar, entonces muchos votantes traspasarán su voto al que consideren menos malo entre Vázquez Mota y Peña Nieto
La convicción del carácter inductor del voto de las encuestas, la naturaleza de proveedor-cliente de las relaciones entre casas encuestadoras y los poderosos medios que las contratan (y que tienen inocultables intereses creados en los resultados de la elección) y los reducidos tamaños y dispersión de las muestras que usan, llevó a que un grupo de académicos nos planteáramos la necesidad de realizar encuestas que, negando estos rasgos que sesgan los resultados, se acercase en mucha mayor medida a la verdad. Por ello nos constituimos en el Observatorio Universitario Electoral (OUE), que forma parte del Frente Ciudadano en Defensa del Sufragio Efectivo y Libre (dado a conocer la semana pasada). Conseguimos financiamiento incondicional de la sociedad civil, seleccionamos una casa encuestadora (Berumen), diseñamos el cuestionario y procesamos la base de datos que éste nos entregó. Algunos de los resultados se presentaron en conferencia de prensa y en un desplegado en La Jornada esta semana.
La 1ª Encuesta Nacional de Preferencias Electorales (ENPE) del OUE, como señaló Edmundo Berumen en conferencia de prensa, reúne los siguientes rasgos: a) Se apega a un diseño estrictamente probabilístico, lo que, entre otras cosas, conlleva no remplazar las viviendas ni los individuos seleccionados si la entrevista no puede realizarse; por el contrario, se estimaron las mermas esperadas de todo tipo para que al final del trabajo de campo se contara con alrededor de 3 mil entrevistas completas. b) Dispersa la muestra en 600 secciones electorales seleccionadas con probabilidad proporcional a su tamaño (SE) distribuidas en tamaños iguales entre las cinco circunscripciones electorales y localizadas en todas las entidades federativas. c) En cada SE se seleccionaron dos manzanas y cinco viviendas (ambos al azar) con la estimación de que, en promedio, se lograrían entrevistas en la mitad de ellas. Las viviendas seleccionadas en las que no se logra hacer la entrevista no se remplazan (como hacen otras encuestadoras); se visitan los hogares con informantes seleccionados hasta tres veces y, si no se logra entrevistar a la persona seleccionada, no se sustituye con otra (como se hace en otros estudios), sino que se pierde la entrevista. Así se logra el carácter estrictamente probabilístico de la ENPE-OUE, que la distingue de las demás. La supervisión en campo fue acuciosa: un supervisor por cada 4.5 encuestadores.
De los resultados de la ENPE dados a conocer, la gráfica con los datos de preferencias electorales de los tres principales candidatos, que se presentó en términos de intervalos de confianza, fue lo que más llamó la atención, pero causó confusión. En la gráfica presento los intervalos de confianza, destacando los valores bajos, medio y altos de los mismos para los tres principales candidatos, tanto de la encuesta (más reciente) de Reforma como la del OUE. Los resultados de ambas es que hay un empate técnico en el primer lugar entre EPN y AMLO y un lejano tercer lugar para JVM. (En la entrega del 1/6/12 incluí una gráfica similar, pero sin datos de JVM, comparando la encuesta de Reforma con la de Mitofsky). Para cada candidato(a) he incluido tres valores: el bajo, el medio y el alto. El valor medio es el que proporcionan las encuestas directamente. Sin embargo, cuando hacemos entrevistas a una muestra aleatoria (al azar) de una población (o universo), las medidas que obtenemos (como el porcentaje de la intención de voto por un candidato), si bien son una estimación del valor de este porcentaje en la población, están sujetas a error, más grande mientras menor sea el tamaño relativo de la muestra. En general, el error estándar en una muestra aleatoria es igual a la desviación estándar, que es una medida de qué tan dispersos son los datos (la proporción de votos de un candidato), puesto que se calcula partiendo de las distancias entre los valores observados (en cada circunscripción y tipo de SE, por ejemplo) y la media del candidato. El margen de error estadístico puede ser hacia abajo o hacia arriba; el rango entre la estimación baja (estimación media menos error) y la estimación alta (media más error) constituye el intervalo de confianza. En la gráfica, los intervalos de confianza pueden verse al contrastar la barra más baja de cada candidato en una encuesta con su barra más alta. Así el intervalo de confianza de EPN va de 30.9 por ciento del voto a 35.9 y el de AMLO de 22.8 a 31.8 por ciento. Los valores medios son 3.4 por ciento y 27.3 por ciento. Los cálculos basados en muestras sólo permiten afirmar (con cierta probabilidad o confianza, generalmente 90, 95 o 99 por ciento) que la intención de voto por cierto candidato se encuentra en un intervalo. Los valores puntuales son sólo puntos dentro de ese intervalo. Cuando se quieren comparar los resultados de dos o más candidatos, por tanto, lo que se puede comparar con confianza son sus intervalos de confianza. Y aunque el intervalo de confianza de EPN está por arriba del de AMLO, la diferencia entre las intenciones de voto por ellos sólo son significativos estadísticamente si los intervalos no se intersectan. En la ENPE-OUE, los intervalos de AMLO y de EPN se intersectan (lo que se aprecia en la gráfica: la barra más alta de AMLO es más alta que la más baja de EPN: 31.8 vs. 30.9), por lo que su diferencia de votos no es estadísticamente significativa a 95 por ciento de confianza o, lo que también puede decirse, se trata de un empate técnico. Lo mismo, aunque con más fuerza, se aprecia en la gráfica de Reforma, donde el valor alto de AMLO rebasa en mayor medida el valor bajo de EPN y es casi igual a su valor medio. El lector notará que, mientras en Reforma el margen de error (± 2.9), que se suma o resta al valor medio para obtener los valores alto y bajo, son iguales para los tres candidatos. En cambio, en la encuesta del OUE cada candidato tiene márgenes de error diferentes (AMLO: ± 4.5; EPN: ± 2.5; JVM: ±2.7). ¿Cuál es el procedimiento correcto? Aunque los márgenes de error deben ser por candidato y por pregunta, pues su cálculo está basado en la desviación estándar de la distribución de cada variable y candidato en las secciones electorales encuestadas, no es la práctica usual: las encuestadoras dan un margen de error único, lo cual es incorrecto y debemos aprender a rechazarlo.
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