OCDE. Comparativo Fiscal 2010
n su publicación Revenue Statistics 1965-2010, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) corrige y actualiza a este último año las cifras comparativas de recaudación fiscal entre sus 34 miembros. México sigue ostentando, lamentablemente, el título del peor captador de impuestos, tanto en el aspecto de cantidad como de equidad.
En 2010, los ingresos tributarios de los 21 países seleccionados promediaron el 34.7% de su PIB. México, aun con los cuantiosos ingresos fiscales por el petróleo, sólo captó el 18.1%; menos incluso que Chile que sin petróleo captó 20.9% de su PIB (Gráfico 1).
En el caso del Impuesto sobre la Renta (ISR) - el mejor y más justo de los gravámenes pues incide con tasa fija sobre ganancias de las empresas y con tasa progresiva sobre los ingresos de las personas -México tiene también la peor captación con apenas 5.2% del PIB, contra 12.2 promedio de los países seleccionados (Gráfico 1).
Esquemáticamente (Gráfico 2), se presenta la captación vía ISR de cuatro países avanzados en 2010: Reino Unido 13.1% de su PIB, Bélgica 15.0, Noruega 19.8 y Dinamarca 9.6%, en abismal contraste con el 5.2% de nuestro país, donde el ISR parece diseñado para cobrarse con eficiencia y rigor a las empresas medianas y pequeñas, y a los ingresos salariales, pero con inaceptable laxitud, inequidad y enorme elusividad para los corporativos y los grandes ingresos personales.
Desglosando la captación por tipo de impuestos y contribuciones en países seleccionados (Gráfico 3), en aquellos de alta captación (35-50% del PIB), el Impuesto sobre la Renta (1000) ocupa el primer lugar con el 15.9% promedio del PIB; seguido por las contribuciones a la seguridad social (2000) con el 11.8%; y por los impuestos al consumo (5100) con el 11.7%. En México el orden se invierte y los impuestos al consumo (y el petróleo) ocupan el primer lugar (9.7% del PIB), el Impuesto sobre la Renta (1000) sólo capta el 5.2% mencionado (sin que se conozca siquiera el desglose del cobro a personas y a empresas), y las contribuciones a la seguridad social (2000) escasamente representan el 2.9% del PIB, sin que tampoco se desglose el pago de trabajadores y el de empleadores.
A partir de las cifras del PIB per cápita y de la recaudación per cápita de la OCDE, hemos obtenido la relación entre ambos para las últimas tres décadas (Gráfico 4). Así, se observa que de los 20 países seleccionados con datos completos, tres (Alemania, Austria y Japón) tienen en 2010 una recaudación relativamente menor por habitante que en 1980; que en seis se mantiene una carga prácticamente sin cambios; y que en 11 países el cobro de impuestos por habitante es en 2010 sustancialmente mayor al de 1980 en relación al PIB por habitante. México está en éste último caso y si bien pasó del 14.4 al 18.2%, su captación aun es muy baja.
México requiere ciertamente una reforma fiscal, pero no la que propone la derecha (un mayor IVA, incluir alimentos y medicinas, privatizar el excedente petrolero, mantener los privilegios al capital, o un impúdico flat tax), sino una reforma progresista que acabe con los privilegios fiscales, cancele la elusión y la evasión, y grave con justa progresividad los altos ingresos concentrados; tal como hacen los países europeos avanzados, ni más ni menos.
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