Las otras mediciones
Encuestas sin credibilidad
Cuestión de donativos
os jóvenes del país, que ya salieron de las redes sociales, que salieron de los campus y los patios de las escuelas e irrumpen en la vida política del país, con la fuerza de la verdad que abruma y aplasta a la mayoría, cuestionan ahora la validez de las encuestas financiadas por dineros privados.
Y no se trata sólo de una percepción. Se trata de las mediciones que en buena cantidad han realizado en sus escuelas, que les indican todo lo contrario. Pero además con datos extremadamente diferentes a los que proponen las encuestas pagadas.
Se puede argumentar, desde luego, cualquier tipo de pretexto técnico desde el lado de los profesionales de las mediciones, pero también se puede señalar que en el caso de los muchachos de las diferentes escuelas no se mueve ningún interés que no sea el de valorar; ni siquiera para hacer pública, como en el caso de las que se han realizado en el IPN, la preferencia de ese sector frente a las elecciones venideras.
De ese tipo de fotografías del momento se han practicado cuando menos una veintena en casi todo el país. Ayer se realizó una más en Zacatenco, en la que participaron buena cantidad de escuelas del Instituto Politécnico Nacional. Los resultados, hasta la hora del cierre de este espacio, no diferían de las otras. Andrés Manuel López Obrador obtuvo una holgada ventaja, aunque las cifras finales aún no se tenían a la mano.
Pareciera que a nadie le importa qué es lo que dicen los estudiantes en cada una de esas mediciones, que aunque son la mayoría de los ciudadanos que deberán ejercer su voto, para los profesionales de las encuestas no existen, y su voluntad, la de ese grupo de la población, no tiene importancia para los que reciben beneficios económicos por ese trabajo. A fin de cuentas, las encuestas son, más que nada, un negocio.
Será, por eso mismo, que en todos los ámbitos han perdido credibilidad, por más que se les impulse, claro, desde los micrófonos de los que las pagan, pero principalmente entre la juventud que las desacredita porque no corresponden a la realidad que ellos viven día con día, ni a su interés legítimo por tener un futuro más promisorio que el que les asegura el neoliberalismo prianista.
Hace rato que los estudiantes cuestionan todo, o casi todo, lo que se hace desde el poder, que ha despreciado su valor, su fuerza, y en su caso, para ellos necesario, incluso los ha reprimido en nombre de una democracia que admite que desde el poder se cometen fraudes, como es el caso de la intervención sucia de Vicente Fox en las elecciones de 2006, pero no modifican, ni un milímetro, el resultado que impidió que esa democracia, que tanto pregonan, se mostrara plena, ausente de trampas.
En la ciudad capital, aquí en el DF, las voces de los chavos, desde todos los espacios que ocupan, han ido impregnando de su razón a buena parte del país, y ahora la convocatoria es para que el domingo que viene, en todas las plazas centrales de México se haga sentir su voz.
El priísmo, por lo pronto, ya empezó a ejercer su control de daños, y si en el Distrito Federal no puede hacer nada, en los gobiernos de los estados buscarán impedir que las manifestaciones en contra del candidato priísta se conviertan en exhibiciones masivas de rechazo. El asunto es que por ningún motivo se pueda mostrar hasta qué punto los jóvenes han decidido cuál es el camino del país que ellos quieren. ¡Enhorabuena!
De pasadita
Nos llegó ayer un fólder un tanto abultado con los recibos, perfectamente bien ordenados, de un grupo de personas que desde 2006 han depositado, pese a no ser gente adinerada, un tanto de sus salarios, o de sus pensiones, para apoyar los trabajos políticos que desde entonces realiza Andrés Manuel López Obrador por todo el país.
Son gente del Distrito Federal. En un principio eran 15 las y los que cooperaban con el trabajo de López Obrador. Ahora, al paso del tiempo y la creciente crisis, quedan cuatro, pero, como dicen, deberían ser cinco, ya que una falleció. Los nombres de las que quedan son Brenda Salinas, Marielena Briseño, María de Jesús del Río y Rosa González, quienes presentan las fichas bancarias de depósito que han guardado, mes con mes, desde aquel 2006. Los montos no parecen importantes, no alcanzan para alquilar aviones o para pagar espacios en las televisoras, pero la fidelidad, el apego a la idea que plantea López Obrador, son una parte de la respuesta que el PRIAN ha demandado del candidato de las izquierdas. Eso no se ve en ningún otro lado, con ningún otro candidato.