El día que me sienta absolutamente cómoda en la escritura no me va a gustar, dice la narradora Sandra Lorenzano quien combina en su oficio la poesía, la novela, el ensayo y otros etcéteras que incluyen la enseñanza, la promoción de la lectura y el programa de radio En busca del cuento perdido.

Lorenzano presentará este jueves su nueva novela, Fuga en mi menor, publicada por Tusquets, en la librería Rosario Castellanos. Esto es pretexto para una charla con La Jornada. “Me parece que si tú estás absolutamente cómoda con lo que haces, ya no hay reto, ya no hay búsqueda. Todos estos géneros y en las facetas en las cuales me desarrollo, profesional y personalmente, me permiten vivir en este mundo: el mundo de la educación, del fomento a la lectura, porque los libros no son sólo sentarse a escribir o leer; también es el reto de poder transmitir esa pasión.

“Siempre hay retos, el cuestinamiento permanente de, ¿valdrá la pena esto que hago? Creo que todos los escritores, cuando nos asomamos a una librería, o ahora en Internet, de pronto dice uno: ¿qué sentido tiene un libro más? Bueno, quizá lo tiene para una misma y para la poca gente que tienes alrededor.

Por eso me gusta explorar en todas estas vertientes y tratar de no acomodarme, que es otra forma de decir sentirme cómoda, es que siga siendo un reto. Seguir sintiendo esas mariposas en el estómago.

Memoria, exilio y ausencias

En Fuga en mi menor, Sandra deja entrever, a través de su personaje Leo, una serie de obsesiones como son la música, la poesía, el silencio, sobre todo el silencio, ése que tiene que ver con el proceso creativo y que existe en la vida de todos: lo no contado, lo escondido.

“Sí, escribo desde las obsesiones, pero quise que esta novela fuera diferente a Saudades. Están estas obsesiones que tienen que ver con la memoria, el exilio, el silencio, la ausencias, pero hay una construcción diferente a la de Saudades.

Sandra Lorenzano durante la entrevista con La JornadaFoto María Luisa Severiano

“Me interesaba que fuera un libro cuyo protagonista es una sombra, y otra cosa en la que vengo trabajando también que es el proceso creativo. Cómo es este proceso creativo de alguien que trabaja con herramientas creativas tan absolutamente diferentes a las mías. Las mías son la palabra.

Quizá sólo compartimos el silencio Leo y yo, pero me interesaba crear un personaje que explorara aquello que me resulta más distante, como puede ser la creación musical.

Dificultad para dejar al personaje

Otros temas son la amistad entre hombres y las imágenes, las fotografías, y justamente Fuga en mi menor nace de dos imágenes: la de una fotografía en la que solamente se ve una sombra (el padre de Leo, el personaje principal), y la de un hombre que camina por la playa (Leo). La relación entre ellas, y el silencio en medio, es la base de la narración.

Soy una escritora madrugadora, porque trato de escribir antes de que el ruido de la vida entre en mi cabeza; entonces me despierto muy temprano, porque todavía puedo conservar ese silencio medio de duermevela, del momento en que te despiertas. Cada mañana me despertaba con la imagen de Leo y puedo decirte que esta vez sí me costó trabajo dejar al personaje.

Después de Fuga en mi menor, la autora tiene listo un libro de prosa poética, Herencias, que saldrá a finales de año, y las memorias del encuentro Pasiones y Obsesiones, efectuado hace tres años, que publicará el Fondo de Cultura Económica, en cuya librería del Centro Cultural Bella Época será presentada su novela el jueves a las 19 horas (Tamaulipas 202, esquina Benjamín Hill. Colonia Hipódromo Condesa).