Lo menos que se puede decir de la soberanía nacional, como potestad absoluta de Estado, es que se ha relativizado en grado sumo y ahora, al parecer, se comparte con la mano invisible del mercado, aseveró Enrique González Pedrero, al participar en los debates sobre Los grandes problemas nacionales, que promueve el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Ante un auditorio lleno, el ex embajador, editor, ex gobernador de Tabasco, escritor y analista desarrolló ampliamente esta tesis en la ponencia El Estado ya no es lo que era, la cultura tampoco, con la que cerró una más de las sesiones de análisis, que abordó a lo largo del día el tema de la migración.

El Estado camina, el dinero vuela

González Pedrero comentó a una audiencia que lo escuchó atenta por casi 90 minutos que, debido a la globalización, el espacio-tiempo se ha comprimido, y por tanto la economía le ha ganado la carrera al Estado. Esto debido a que el capital se desplaza mucho más velozmente que cualquier Estado arraigado a su territorio.

Mientras el Estado camina, el dinero vuela; mientras el Estado tiene densidad, el dinero hace tiempo que dejó de ser metálico y por tanto no pesa, afirmó el tabasqueño, para luego citar al sociólogo y filósofo polaco Zigmunt Bauman: Aquello que se mueve con velocidad similar a la del mensaje electrónico está prácticamente libre de las restricciones relacionadas.

Esto hace, continuó González Pedrero, que el Estado nacional paulatinamente se erosione, tal vez a una velocidad equivalente. Y tomó el ejemplo reciente de la advertencia del gobierno español a Argentina, en el sentido de que si el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner osaba ejercer su soberanía y expropiar la compañía Repsol-YPF, podría llegarse incluso hasta la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

La amenaza no se cumplió, pero sirvió para mostrar hasta qué grado ha llegado la identificación de una empresa y el Estado español. ¿Quiere esto decir simple y llanamente que en España empresa y Estado son ya una y la misma cosa? Esta pregunta se encadena con la siguiente: ¿acaso esto sólo ocurre en España?

El también escritor sostuvo que el ejemplo de la nacionalización petrolera de Argentina muestra claramente el deterioro del Estado en relación con las megaempresas y con la magia de la inversión extranjera como meollo del desarrollo.

Agregó que las declaraciones de Felipe Calderón repudiando el acto soberano del gobierno Argentino, “tachándolo de irracional y hablando desde el país que en marzo de 1938, por voz del Presidente Lázaro Cárdenas, declaró la expropiación del petróleo en México, y con ella consolidó nuestra identidad nacional, lo dice todo: pareciera que ahora a la palabra expropiación habría que proscribirla del diccionario. Nuevamente surge la pregunta de inmediato, ¿en qué limbo quedó la característica fundamenta del Estado, la soberanía?

Respecto de la cultura, empezó expresando que el ciudadano no nace, se hace, y aseguró que en México hace mucho tiempo se dejó de formarlos, más allá del concepto constitucional que nos convierte “en ciudadanos de jure cuando se cumplen los 18 años y se tiene un modo honesto de vivir, pero no por la conciencia de serlo, es decir, ciudadano de facto”.

Parafraseando a Salvador Novo, señaló que el sistema métrico sexenal, en el que se inventa el hilo negro cada seis años, ha impedido una política educativa sistemática y permanente para formar ciudadanos. Se forman por medio de la educación y la cultura, que enseñan a pensar, paso previo al hacer, algo que se olvidó en México, donde, como en el resto del mundo, se ha privilegiado a la televisión y las imágenes sobre los libros.