os maestros del sistema de educación pública celebran este 15 de mayo bajo metralla. Animada por las campañas electorales y el rechazo de los docentes a la evaluación universal, la ofensiva de la derecha empresarial contra los profesores y la educación pública ha subido de tono e intensidad en los últimos meses.
La propaganda empresarial presenta a los docentes como seres egoístas que tienen secuestrada a la niñez, como vagos irresponsables que frenan el desarrollo del país, como trabajadores privilegiados que devengan grandes sueldos sin merecerlo, como empleados que se niegan a ser evaluados.
Es una campaña en la que sus patrocinadores han gastado una verdadera fortuna. Está presente en el cine, la radio, la televisión, la prensa escrita, en letreros de los parabuses y en promocionales en los costados del transporte colectivo de varias ciudades del país. Líderes empresariales, locutores, intelectuales mediáticos y periodistas son su cara pública.
Su mensaje central es que el país está rezagado porque tiene una educación pública mediocre. Parte del falso supuesto de que el futuro económico de México depende exclusivamente de la calidad de las escuelas y el avance educativo de los alumnos es responsabilidad única de los maestros.
Sostiene que el sistema escolar debe actuar de la misma manera en que funcionan las operaciones de las empresas privadas. Los maestros –afirma la derecha empresarial– deben estar controlados y rendir cuentas sobre la base de exámenes estandarizados, cuyos resultados deben servir para premiar a los docentes con estímulos económicos si los resultados son buenos o castigarlos con el despido si son malos.
El discurso de la derecha empresarial convierte a los profesores en los culpables de lo que sucede en el país. Ignora que la educación es resultado no sólo de lo que acontece en las aulas, sino de lo que se vive en la familia y la sociedad. Oculta que la grave problemática que vive el país está directamente vinculada a un modelo de desarrollo del que ellos han sido beneficiarios directos, incapaz de generar crecimiento, empleo y bienestar, y a un régimen político de rasgos autoritarios y oligárquicos.
El motor de la campaña de satanización es la organización Mexicanos Primero, que oculta su naturaleza de grupo de presión de la derecha empresarial presentándose como parte de la sociedad civil
. Su presidente, Claudio X. González, fue, hasta hace muy poco tiempo, presidente de la Fundación Televisa. Su fundador, Alejandro Ramírez Magaña, es hijo de la influyente familia dueña de Organización Ramírez-Cinépolis. En su patronato participan algunos de los hombres más ricos de México.
Mexicanos Primero fue fundada en 2005. Fue presentada oficialmente en 2007, cuando Josefina Vázquez Mota fue designada secretaria de Educación Pública, con la misión de promover educación de calidad. En 2010 difundió el estudio Brechas: estado de la educación en México 2010, que sirvió para lanzar su primera gran ofensiva en la opinión pública en contra del magisterio.
En plena campaña presidencial de 2012, comenzó a proyectarse en las salas de Cinépolis el panfleto fílmico De panzazo, instrumento principal de intervención pública de Mexicanos Primero en la coyuntura. La película diagnostica que la educación en México es un fracaso y responsabiliza de ello a los maestros. El documental es una copia del filme Waiting for Superman, dirigida por Davis Guggenheim, apoyada por el multimillonario Bill Gates y promovida por los conservadores estadunidenses para cuestionar la educación pública, a los profesores y a sus sindicatos.
De panzazo se convirtió en instrumento de presión para tratar de fijar la agenda educativa de la campaña electoral y del futuro gobierno. Durante los últimos meses, ninguna película, nacional o extranjera, ha sido tan publicitada como ésta en la vía pública. Incluso se ha organizado una exhibición en Estados Unidos.
De manera deshonesta y tramposa, utilizando su exhibición, Mexicanos Primero trató de sumar al público cautivo que asistió a la proyección del filme a sus tesis educativas. Inmediatamente después, en plena protesta contra la evaluación universal, publicó desplegados en periódicos nacionales defendiendo su propuesta político-educativa, como si se tratara de exigencias ciudadanas por una nueva enseñanza. Sin ninguna transparencia, la organización empresarial utilizó el anzuelo del entretenimiento como vía para la presión política y escondió su agenda detrás de una supuesta demanda cívica.
La agenda político-educativa de Mexicanos Primero ha tenido gran eco en los espacios informativos de Televisa. Los maestros agraviados no han encontrado allí derecho de réplica. Ni siquiera se les ha preguntado su opinión. Por supuesto, el Canal de las Estrellas no ha promovido un solo debate sobre el tema en el que participen los directamente involucrados. Lo que ha difundido es el monólogo de quienes denuestan a los profesores.
Faltando a la verdad, los intelectuales mediáticos han declarado, una y otra vez, que los maestros se niegan a ser evaluados, cuando lo que rechazan es una forma específica de evaluación que no se les consultó y que es ineficaz para mejorar la calidad de la enseñanza. Ellos saben que lo que las autoridades educativas pretenden con la llamada evaluación universal es acabar con conquistas laborales y abrir la puerta al despido. Demandan, además, que la evaluación sea para todos, docentes y autoridades.
De cualquier manera, la evaluación universal ya fracasó. Se han inscrito a ella sólo 30 por ciento de los maestros que deberían haberlo hecho, no obstante que para quienes participan en el programa de carrera magisterial es un requisito hacerlo. Si las autoridades se empeñan en realizarlas van a presentarse serios conflictos.
La campaña de Mexicanos Primero agravia a los profesores y agrede a la educación pública. Este 15 de mayo los maestros democráticos lo harán saber tomando las calles y alzando la voz en defensa de la educación pública y la dignidad magisterial.