Peralta marcó los goles a cuatro minutos de concluir el partido
Los Guerreros disputarán la final del Clausura 2012 contra Monterrey
Lunes 14 de mayo de 2012, p. a42
Torreón, Coah., 13 de mayo. Un minuto antes de terminar el partido Santos consiguió lo que parecía imposible: el empate que le dio el pase a la gran final. La igualada 2-2 (3-3 global) ante Tigres que le da el preciado boleto por mejor posición en la tabla.
El milagro llegó con el empeño de Oribe Peralta, quien en sólo tres minutos devolvió la fe a los de la Comarca Lagunera y la ilusión de poder pelear por el título del torneo Clausura 2012.
Fue en un parpadeo orquestado por la dupla letal Cepillo Peralta-Darwin Quintero, quienes nunca bajaron la intensidad durante los casi 86 minutos en los que estuvieron técnicamente eliminados en el juego, realizado en el estadio Territorio Santos Modelo.
La emoción llegó casi al inicio del encuentro cuando Héctor Mancilla abrió el marcador para el campeón defensor, Tigres, en una jugada que nació con Carlos Salcido y rematada de cabeza por el chileno. Con ese tanto parecía que la balanza se inclinaría en favor del conjunto felino y la final empezaba a tener un aroma ciento por ciento regiomontana.
Pero en esas circunstancias fue cuando Santos dio visos de que un equipo como este es capaz de encarar la adversidad sin perder aplomo ni bajar la guardia. Inmediatamente salió al contragolpe para buscar el empate con el que podía avanzar a la final.
Sin embargo, el arquero de conjunto de la UANL, Enrique Palos, era un resorte de precisión que volaba o manoteaba siempre de forma oportuna, para desgracia de los santistas.
Después del gol, Tigres apostó al orden defensivo. Coordinado en los movimientos, los hombres del Tuca Ferretti estaban concentrados en desplazamientos casi coreográficos. Ante esa disciplina Santos tomó el control de la pelota, pero no podía doblegar la férrea guardia del cuadro felino.
Los Guerreros empezaron a buscar el espacio o la fórmula para hacer daño a Tigres. Daniel Ludueña lo intentó fuera del área con un potente disparo que alcanzó a desviar Palos e hizo resoplar aliviado al conjunto regiomontano.
Cuando el asedio de los de la Comarca Lagunera era más inclemente, una jugada sorpresiva organizada por Viniegra culminó otra vez con Mancilla, quien entró al área, recortó soberbio a Felipe Baloy, quien terminó derribado para hacer más dramática la escena.
Sin marca alguna, el chileno se acomodó y fusiló con la zurda a segundo poste, para aumentar la diferencia 2-0 al minuto 26.
Ese gol sería lo que se acostumbra llamar como puntilla. El último clavo del féretro en el que parecían quedar las aspiraciones de Santos, pero como si la diferencia fuera insignificante, otra vez Peralta hacía una exhibición de ambición deportiva y peleaba la pelota para tratar de acortar distancias.
A punto de terminar el primer tiempo, el Cepillo disparó con coraje hacia el arco universitario, pero Palos alcanzó a atajar y lo mismo haría un poco después con un intento de Ludueña y otro de Baloy, para hacer más electrizante el cierre de la primera parte.
El descanso operó un cambio significativo en ambos equipos: Tigres volvió con la decisión de meter el tercero que prácticamente podía dejar sin posibilidades al rival. Santos, en tanto, peleó cada palmo de cancha como si nunca hubiera perdido la esperanza de hacer una hazaña memorable.
Lucas Lobos disparó al arco y Oswaldo Sánchez apenas pudo salvar su marco con las uñas. Poco después el argentino fue protagonista de uno de esos caprichos de la pelota que no entra a la meta y que tal vez sean los que definen el resultado.
En un ingreso al área, Lobos llegó a rematar, pero el balón se estrelló extrañamente en el poste y todavía rebotó en el pecho del argentino como para hacer más fantástico el yerro de una jugada que a todas luces parecía de anotación. Esa jugada caprichosa habría modificado la historia de haber pasado la línea.
El tiempo se agotaba y mientras Tigres parecía relajarse convencido de que por primera vez habría una final entre los dos equipos de Monterrey, Santos empezó a mostrar signos de desesperación. Los jugadores comenzaron a meter con mayor fuerza la pierna y a cargar el cuerpo de manera innecesaria.
Lo que nunca dejaron de hacer fue insistir en el arco universitario. Peralta, Quintero y Ludueña no bajaron la guardia.
Con esa insistencia llegaron casi al final del partido y en un avance de Quintero, éste sirvió un centro que pescó Peralta para asestar de cabeza el 2-1. Con ese gol Santos sacó los colmillos y se fue con todo.
Tres minutos después repetía la misma jugada y culminaba con un zurdazo otra vez de Peralta, para conseguir el empate que a esas altura parecía imposible.
El milagro ocurrió para Santos, ahora finalista que peleará contra el Monterrey por el título del Clausura 2012, y Peralta fue el mecanismo para conseguirlo.