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La comunidad cultural reconoció su solidez ética y su incansable labor literaria y periodística

Larga vida a Elena Poniatowska anhelan familiares y amigos de la escritora

Es la mujer más joven que conozco; la quiero con toda el alma: Carlos Payán, fundador de La Jornada

En 1968, ella y Monsiváis fueron la ruptura en medio del silencio más canalla: Taibo II

 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de mayo de 2012, p. 3

La comunidad artística e intelectual de México felicita y rinde homenaje a Elena Poniatowska con motivo de sus 80 años. Además de su generosidad, si algo se valora de la escritora y periodista, durante una consulta hecha por La Jornada, es su coherencia ética y política, siempre al lado de las causas progresistas y de los que menos tienen.

De igual manera, se le reconoce, al lado de su desaparecido amigo y colega Carlos Monsiváis, como figura esencial para que la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 no se olvide, amén de su infatigable trabajo en el ámbito de las letras, tanto literarias como periodísticas.

A continuación, se reproducen comentarios.

Paula Haro Poniatowska, hija de la escritora: “Me da muchísimo gusto que mi madre cumpla 80 años y que después festejemos los 90 años, como lo hicimos con mi abuela, porque esto es hereditario. Mi madre está muy bien de salud espiritualmente y eso me tiene muy contenta.

“Siempre ha sido una madre con la que puedo contar, está cuando la necesito; es una amiga a la que tengo mucha confianza y sobre todo es muy divertida. Tiene una capacidad de curiosidad asombrosa, eso siempre se vuelve muy divertido. ¡Felicidades!

Recuerdo que siempre leía todos los libros que están mi casa, nunca me recomendo qué leer, porque todo estaba ahí, en mi casa, sólo me recomendó leer a Clarice Lispector.

Felipe Haro Poniatowski, hijo de la escritora: ¡Feliz cumpleaños y que sean 80 años más! La enseñanza más grande que me ha dado mi madre es el amor por el prójimo y por el país, no en el sentido religioso, sino en el sentido real de hacer algo por los demás; esa es la gran enseñanza que he tenido en mi vida.

Bárbara Jacobs, escritora: No recuerdo cuándo conocí personalmente a Elena Poniatowska, pero celebro la ocasión, porque desde entonces, que habrá sido hace más de 40 años, la siento tan presente en mí que me parece que la he conocido toda mi vida, que cuando nací, yo ya sabía, lo supiera ella o no, que Elena Poniatowska me iba a dar la mano y ser mi guía a través del infierno que es el mundo y hacia el cielo que es la amistad.

Vicente Rojo, artista plástico: “Elena, Elenita, Helena, Elenísima, querida Elena. ¿Cuántas Poniatowskas hay? Tantas como lectores, muchos, muchísimos, que la siguen (la seguimos) en sus novelas (de Jesusa Palancares y Tinísima a Leonora Carrington) y en sus dolorosas crónicas en las que los silenciados nos hablan. Hemos compartido, Elena, muchas tareas y también, gloriosamente, aniversarios. ¡Felicidades!”

Francisco Toledo, artista visual, promotor cultural y activista: “Conocí a Elena Poniatowska en los años 50 del siglo pasado, cuando frecuentaba la galería de Antonio Souza, de quien era muy amiga. Creo haberla visto de paso en la calle de Génova. A Souza le dio por fotografiar y retrataba a todo mundo; me acuerdo que me enseñó algo en que había fotos de Elena. No sé si se habrán conservado esos álbumes, que son documentos, porque había muchos artistas de esa época que ya no viven.

“Después, con motivo de sus investigaciones sobre la vida de Demetrio Vallejo, fue al Istmo. Dijeron que anduvo buscando una golosina que come la gente de Juchitán, porque era el dulce favorito de Vallejo. Oyó hablar del pimpo y quería saber qué era. Entonces, le compraron eso que es el tuétano, se muele el maíz tostado, se hace una galleta y se mete al horno. Al parecer esa galleta era como una obsesión de Vallejo. Le llevaron al lugar donde se crió Vallejo, el Goñé.

“Posteriormente, llegamos a buscarla a su casa para que se solidarizara en ese entonces con la lucha de los coceístas. Me acuerdo haber visto a sus hijos chiquitos y a su esposo, Haro. Voy a contar algo que no sé si se pueda publicar o no. El señor Haro nos dijo: ‘¿que ustedes quieren hacer la revolución? No me digan, si conozco a la gente de Juchitán. Lo único que quieren es tomar cerveza’. Nos cayó en gracia que dijera eso.

“Hay dos personajes en sus novelas que son personas de por allá. Jesusa Palancares, de Hasta no verte, Jesús mío, nació en Miahuatlán, pero se crió en Salina Cruz, entonces hablaba un poco de zapoteco. El otro personaje istmeño sería Demetrio Vallejo.

“Cuando tenía la editorial Toledo quedamos en que íbamos a hacer un día un libro que me daría a ganar mucho dinero. Pero, nunca llegamos a hacer tal libro que me iba a hacer rico. Estuvimos también buscando documentación de Vallejo, fuimos a ver a una sobrina de Demetrio, pensando que podía tener documentos, fotografías, cartas, algo para hacer ese libro que podía hacerme rico, porque, bueno, con mi editorial no vendía nada. Elena se preocupaba y decía: ‘te voy a hacer un libro para que vendas...’ Sí, hay que recordarle.

“Nos hicimos amigos a raíz del movimiento de Juchitán, la Cocei (Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo de Tehuantepec). Después, como viví una temporada en México, en Tlalpan, nos veíamos más seguido con Graciela Iturbide, a quien ella quiere mucho. Y, bueno, cuando vivíamos en París veía mucho a Mane, su hijo, y cuando ella llegaba a visitarlo íbamos juntos a cenar, a comer o estar en la casa que yo alquilaba.

Como me quedé por acá (Oaxaca), dejé de verlos. No le he visto por acá. Pero la vemos en los periódicos sonriendo, siempre está alegre; tiene buen carácter.

Carlos Payán, periodista y fundador de La Jornada: Voz de niña, cara de niña, pequeñita, pequeña, así pequeñita, pequeña es con todo y sus 80 años ahora: siempre joven, porque está atenta a todo lo que pasa en este país. Ha escrito novelas, pero también grandes reportajes sobre las desgracias que han ocurrido en México, como el temblor de 1985. Está atenta y comprometida políticamente. Es una mujer joven, la más joven que yo conozco y que he conocido. La quiero con toda el alma.

Alberto Blanco, poeta: “Con demasiada frecuencia se nos olvida el trabajo que muchos de nuestros mejores escritores y artistas han realizado a lo largo de una vida de incontables esfuerzos y logros. Con Elena Poniatowska sucede algo así. Y no porque su figura, su persona o su personaje no sean reconocidos; al contrario. Son contadísimos los escritores en México que han alcanzado en años recientes un reconocimiento generalizado –más que fama, verdadera popularidad– como el que ha alcanzado Elena, sólo comparable al que alcanzó en vida su gran amigo, Carlos Monsiváis. Para muestra basta una anécdota: caminando por la zona de las viejas papelerías escolares del Centro de la ciudad de México, por el rumbo de la Merced, me quedé azorado al constatar que en las vitrinas de las multicolores papelerías, entre las estampitas de los niños héroes y los presidentes de México, aparecían las de Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis. No Octavio Paz ni Carlos Fuentes ni Juan Rulfo. Elena y Carlos. De esta magnitud es su popularidad.

Foto
Arribo a México de Elena Poniatowska al lado de su madre, Paulette Amor, y Kitzia Poniatowska, su hermana, en 1942, en una imagen tomada del libro No me olvides

“Sin embargo, esta misma popularidad hace que, muchas veces, se nos olviden sus muchos libros y su indispensable labor periodística. Daré dos ejemplos: por lo que toca a los libros de Elena Poniatowska, el primero que me viene a la mente y por el que siento predilección especial es el de Las siete cabritas. Un libro de retratos escritos de siete artistas mexicanas excepcionales que en manos de Elena cobran vida ante nuestros ojos. La atinada mezcla de datos, información, juicios, anécdotas, entrevistas y comentarios personales, hacen de este libro un placer en la lectura. Y por lo que toca a su labor periodística y sus libros testimoniales, ¿cómo olvidar La noche de Tlatelolco, libro que marcó toda una época y a toda una generación? Imposible. Obras son amores y no nada más buenas palabras. Honor a quien honor merece”.

Elena, apantallante

Rafael Barajas El Fisgón, monero e investigador: “Me apantalla Elena, por muchas cosas. Para empezar, lo que se suele buscar en un intelectual –sobre todo lo hacen los jóvenes– es la coherencia, un referente ético, y Elena es uno de los grandes referentes éticos de este país.

“Como artista es muy honesta. Como escritora ha hecho un trabajo excepcional, esencial; la ubico como heredera de la tradición de Nellie Campobello, en Cartucho, o de Juan Rulfo. Algunos de sus texto son de una crudeza impresionante y gran veracidad.

“Me llama la atención de Elena su solidez ética. Ella fue clave, por ejemplo, para que no se olvidara el 2 de octubre, si no se olvida es gracias a ella. Ha rescatado también la vida y la historia de algunas de las más importantes mujeres que han estado en México, como Tina Modotti o Leonora Carrington.

“A Elena siempre la tratan como si fuera una mujer ingenua y eso es un error. No sólo no es ingenua, sino que es muy peligrosa: gana todas sus batallas. Recuerdo cuando fue blanco de los ataques de Manuel Espino y de Felipe Calderón, quienes dijeron cosas horribles de ella. Calderón dijo que Andrés Manuel López Obrador se escondía detrás de las enaguas de Elena, mientras Espino declaró que le daba pena. Al cabo de pocos años hemos visto cómo le ganó a ambos la batalla .

“En el homenaje que el lunes le rendirá la UNAM voy a ‘hablar mal’ de ella, mi participación lleva por título Vituperio de Elena Poniatowska.”

Carlos Bonfil, crítico de cine: Elena Poniatowska es una figura entrañable en nuestra vida cultural y política. Ha contaminado al periodismo nacional con su enorme goce literario y lo ha vuelto indisociable también del compromiso con las mejores causas sociales, esas causas perdidas que gracias a ella y a Carlos Monsiváis hoy vale la pena defender más que nunca.

Elena Urrutia, escritora: Más allá y más acá de la amiga queridísima, Elena Poniatowska es parte fundamental en el vasto y rico universo de las letras mexicanas y latinoamericanas.

Elena, mujer especial

Carmen Parra, pintora: ¡Felicidades, Elena Poniatowska! Queremos que vivas muchos años para que sigas iluminando nuestro camino. Eres una mujer especial. Tu entusiasmo y todo lo que escribes por México, nos llena de orgullo y nos da fuerza para seguir adelante.

Marta Lamas, antropóloga: “Elena Poniatowska es la escritora mexicana contemporánea más importante, y además es un icono de la izquierda mexicana, desde mucho antes de que Andrés Manuel la invitara a acompañarlo. Su libro sobre el 68, su estremecedor relato sobre las madres de desaparecidos, su crónica sobre el terremoto, su novela sobre Demetrio Vallejo y el movimiento ferrocarrilero; en fin, toda su escritura, la literaria y la periodística, retoma dolorosas realidades de nuestro país y las valientes luchas que tratan de cambiarlas.

“Su escritura es una indagación y a la vez una alabanza de las vidas de mujeres comunes y corrientes, mujeres como Jesusa Palancares y Paulina, la adolescente violada en Mexicali, y como las soldaderas, y las tehuanas, y las bordadoras, y las empleadas del hogar. También nos ha transmitido la vida de mujeres artistas que han vivido intensamente la triada amor, arte y política: Tina Modotti, Angelina Beloff y, más recientemente, Leonora Carrington.

“Pero además, Poniatowska es una presencia importante para el feminismo, porque ha acompañado y respaldado generosamente muchas de nuestras causas, desde la lucha de las costureras afectadas por el temblor hasta el proceso de despenalización del aborto en México, pasando por el apoyo a las trabajadoras sexuales independientes que solicitaban un albergue para sus compañeras ancianas. Su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres es notable.

“En este cumpleaños le deseo que tenga salud para terminar los ocho libros que le faltan, porque quiere dedicar uno a cada uno de sus nietos (el de Leonora ya se lo dedicó al mayor de los nueve). Reconozco que este es un deseo egoísta, porque muero de ganas de leerlos. También le deseo que pueda darse cuenta de la cantidad impresionante de personas que la quieren y la admiran.

Paco Ignacio Taibo II, escritor: Saludote para Elena. Son años de haber hecho un periodismo que este país necesitaba urgentemente. Hay que recordar que en 1968, ella y Carlos Monsiváis fueron la ruptura en medio del silencio más abrumador y canalla; desde entonces ha estado tocando historias y temas que son importantes para nuestra sociedad. Larga vida a Elena Poniatowska.