Opinión
Ver día anteriorMiércoles 9 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México: luces y contraluces de un debate
E

n el sesquicentenario de la batalla de Puebla visité las grutas de Cacahuamilpa para mostrar a mi hijo, de siete años, los mundos subterráneos que México necesita conservar. Y también para aliviar las ansiedades que día tras día nos depara el otro México profundo. Tan sólo ayer, nueve cuerpos que en la víspera aparecieron colgados de un puente de Tamaulipas, más las 14 cabezas dejadas cerca de la alcaldía de Nuevo Laredo.

Los chicos preguntan y creen que los adultos podemos responder todo. Por consiguiente, esperaba que en vísperas del gran-debate-gran los tres candidatos y medio a la Presidencia explicaran cómo harán para desmontar la máquina de matar que se ha convertido, o así parece, en otra de las tantas formas naturales del país. ¿O hay asunto más importante?

A 100 metros de la entrada el guía apunta con su linterna a ras del suelo, iluminando la corva de una estalagmita salpicada con el fiel goteo de la estalactita (concreción caliza que cuelga del techo), y que empezó a formarse en el año que Enrique Peña Nieto llegó al mundo. “Cuando la una y la otra se toquen – explica el guía–, la columna formada por ambas será como aquella que vemos allí, con 87 millones de años…”.

Olvidé el nombre dado por el guía a la fantástica columna. ¿Podemos, quizá, llamarla La venganza de Atlacomulco? Pues en otra de las increíbles y caprichosas rocas sedimentarias se dibuja el rostro de un diablo que los guías encuentran parecido a Salinas de Gortari. Cosa que no conviene tomar con ligereza, pues al igual que el PRI las grutas de Cacahuamilpa se formaron en la era mesozoica del sistema cretácico inferior, cuando los dinosaurios existían y los continentes se separaron.

A lo largo del recorrido, el guía explicó por qué no debíamos tocar las piedras. Loables previsiones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y exordios que a Televisa le valen. Desde que el PAN fue poder, a pesar de las protestas de mapaches, murciélagos, iguanas y chachalacas, el frágil ecosistema de Cacahuamilpa ha sido usado como escenario para conciertos de Miguel Bosé, Andrea Boccelli, Maná o Ricardo Arjona cantando a grito pelado Me duele.

Admirado en el mundo por sus 4 mil años de historia y 120 años de efectiva y orgullosa soberanía política (a los 150 de la batalla de Puebla hay que restarle 30 de neoliberalismo), México se encuentra en una etapa de severa y avanzada enfermedad. Y los 60 mil muertos desde 2006, o la corrupción, son apenas síntomas de un mal mucho más grave.

El mal se llama shock and awe (conmoción y pavor), doctrina militar inventada en 1996 por Harlan K.Ullman y James P. Wade, investigadores de la Universidad Nacional de Defensa de Estados Unidos.

El propósito central de esta doctrina (que no escatima modalidades políticas) consiste en impulsar la descomposición y decadencia de un país por default. En Irak y Afganistán, el Pentágono aplicó la doctrina con su aplastante poder militar. Pero en México se reviste con características políticas de baja intensidad para agotarlo física, emocional y sicológicamente durante un largo periodo, sin la aplicación de la destrucción masiva.

Para ello se recurre a gremios como los agrupados en la Sociedad Interamericana de Prensa, a más de los electrónicos, cada vez más integrados a las nuevas modalidades de la guerra: negación y distorsión de la información, y difusión de la desinformación.

En ese sentido, sorprende que en su legítimo afán de fundamentar sus denuncias algunos medios progresistas otorguen crédito a sellos de la CIA como Reporteros sin Fronteras (expulsado de la Unesco por mercenario), la ultraconservadora Freedom House o el llamado Comité de Protección a los Periodistas (CIJ, por sus siglas en inglés).

Para llegar a las grutas por el estado de Morelos hay que recorrer también la ruta del dolor. Luego de tomar el desvío de Amacuzac, hacia el pueblo de Michapa, a la altura del kilómetro cinco, el turismo nacional y extranjero queda estupefacto al ver las lóbregas y cósmicas dimensiones del penal femenil de alta seguridad (en construcción) de Coatlán del Río.

Dicen que el nuevo penal “…será un detonante para la economía del municipio y traerá fuentes de empleo” (El Sol de Cuautla, 25/7/11). ¿México, país de penales de alta seguridad?

Entonces sí, duele.

Duele que dos y medio de los candidatos que debatieron en las cavernas del WTC hayan tocado tantos asuntos con lenguaje seudopolítico y oscuro. Y que el único candidato que podría rescatar a México de la decadencia se haya mostrado sin garra para desenmascarar con más fuerza y decisión a los de arriba.

El acto de pasear por las entrañas de la tierra remite a la famosa parábola que estudiamos en la secundaria. Digo: cuando las autoridades de Educación estimaban necesario el estudio de la filosofía.

Me refiero a quien nos liberó de muchas cosas que mal imaginábamos. ¿No dijo Platón que algo más existía fuera de las tinieblas de nuestra propia y tolerada caverna, fuera de nuestra propia y consentida oscuridad interior?