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Oficiales sudamericanos no entienden por qué el país no forma parte de los cascos azules

México participará en misiones de paz de la ONU, tarde o temprano, advierten militares

Una opción para las fuerzas armadas es tomar parte en operativos en casos de desastre, consideran

Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 7 de mayo de 2012, p. 15

Buenos Aires, Argentina. Tarde o temprano, México tendrá que participar en las Misiones de Paz de Naciones Unidas, porque no puede continuar al margen y sin asumir un compromiso solidario con la comunidad internacional, cuando hay naciones como Haití o el Congo en las que es indispensable la presencia de tropas extranjeras para apoyar la pacificación y construcción de esos países.

Entrevistados en el contexto de la Conferencia Internacional Promover género para conseguir la paz: Reflexiones sobre la experiencia latinoamericana, celebrada en ésta ciudad, militares sudamericanos que han participado activamente en misiones de paz en los años recientes no se explican las razones por las cuales el Ejército Mexicano no forma parte de los cascos azules de Naciones Unidas, a pesar de que México aporta anualmente más de 32 millones de dólares para sufragar ese tipo de operativos a nivel mundial.

Además de destacar la importancia política y militar que tendría para México tomar parte en las misiones de paz, los oficiales argentinos, uruguayos y bolivianos –países que junto con Brasil y Chile son las naciones latinoamericanas que aportan más efectivos a los operativos de Naciones Unidas– destacan que la experiencia en adiestramiento, operativa y logística obtenida por sus ejércitos en dichas misiones es invaluable.

Esto sin contar el estímulo económico que le representa a los soldados tomar parte en las misiones de paz, ya que un soldado raso puede recibir, adicional a su sueldo normal, hasta 10 mil dólares anuales.

Plantean que una opción para que las fuerzas armadas mexicanas se sumen a los esfuerzos internacionales para conservar la paz, es que participen en operativos conjuntos en casos de desastre, en los que interactúen con los ejércitos de otras naciones en operaciones de salvamento y ayuda a víctimas.

De acuerdo con cifras oficiales, más de 98 mil efectivos están desplegados en 16 operaciones de mantenimiento de paz en el mundo y, según las Naciones Unidas, todavía se requiere de recursos adicionales, ya que en la mayoría de los casos las contribuciones económicas de los países miembros y la fuerza militar requerida son insuficientes.

Un militar uruguayo, quien solicitó no se citara su nombre por no estar autorizado por sus superiores para hablar sobre México, sostiene que la posición oficial del gobierno mexicano de no participar en misiones de Naciones Unidas como parte de su política exterior de no intervención en asuntos de terceros países es francamente indefendible.

Su país no puede permanecer indiferente ante casos como el de Haití, en donde la situación continúa siendo dramática y en la que urge la presencia de militares que ayude a garantizar condiciones mínimas de seguridad para la población (particularmente para las mujeres y las niñas que son objeto de abuso sexual) y para iniciar su reconstrucción.

En contraparte, Brasil ha impulsado una agenda intensa en materia internacional para ocupar un lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y tiene bajo su liderazgo a las tropas de otras naciones latinoamericanas acantonadas en Haití.

En un trabajo de investigación in situ, denominado En la encrucijada: Haití, Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSTAH) y la Comunidad Internacional, elaborado para la Red de Especialistas en Seguridad de América Latina (Resdal), Renata Avelar Giannini da cuenta que debido a las características de esa misión y la grave situación humanitaria que se vive en la nación caribeña, los militares han abarcado algunas funciones humanitarias, como la implementación de proyectos de rápido impacto, los cuales no sólo buscan reducir los índices de violencia, sino promover un desarrollo sustentable.

En lugares como Haití, la República Democrática del Congo y otras naciones, en las que hay situaciones de conflicto o post conflicto, los desafíos parecen sobrepasar los logros, particularmente en lo que tiene que ver con la violencia sexual y otras formas de violencia de género, las cuales toman su peor forma, sostiene la investigadora, la cual enfatiza que la comunidad internacional debe participar de manera solidaria para superar esa situación.