Persisten las violaciones constantes a la libertad sindical de la clase trabajadora mexicana, a pesar de que ha habido algunos avances en materia legislativa, señaló el Tribunal Internacional de Libertad Sindical, al dar a a conocer ayer los resolutivos de la sesión que llevó a cabo en nuestro país en días pasados.

En el planteamiento firmado por diversas organizaciones laborales internacionales y de México, establece que las y los trabajadores mexicanos, así como sus organizaciones, han incrementado las denuncias ante diversas instancias por agravios a sus derechos humanos laborales.

Al presentar las conclusiones de los trabajos, la abogada laboralista chilena María Estrella Zúñiga explicó que la clase trabajadora mexicana se muestra ahora más desafiante ante el poder del gobierno y los empresarios para señalar puntualmente los elementos de libertad sindical que les son vulnerados.

Indicó que en la libertad sindical es donde reside el poder político de los trabajadores. No se trata solamente de asuntos como aumento salarial, desigualdad económica o la violencia en los centros de trabajo; la defensa de la libertad sindical es un vehículo para la distribución de la riqueza, de una vida digna para la clase trabajadora. Por ello, ningún gobierno que viole la libertad sindical puede llamarse democrático.

Los integrantes del tribunal anunciaron su decisión de integrarse como instancia permanente para América Latina, tal como han solicitado organizaciones y sindicatos de Centro y Sudamérica; también plantearon que aunque en México hay avances en materia legislativa en el ramo laboral, en los hechos la justicia no solamente no ha llegado a la clase trabajadora y sus organizaciones auténticas, sino que se han intensificado los obstáculos para su ejercicio.

En el caso de México se violan las libertades públicas y sindicales mediante el uso de la violencia en las relaciones laborales, indicó Horacio Meguira, director del departamento jurídico de la Central Sindical de las Américas, y puso de ejemplo la contratación de golpeadores para coartar la libre elección de dirigentes; la coerción, las amenazas, las detenciones físicas y el exilio. Los casos del Sindicato Mexicano de Electricistas y el sindicato minero son emblemáticos de estas violaciones.