En un día de definiciones y solicitudes, el candidato de PRI-PVEM a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, se asumió como un hombre pragmático y por encima de dogmas, paradigmas e ideologías arcaicas. Y ofreció, de ganar las elecciones, hacer un gobierno de respeto y trabajo con todas las expresiones políticas.

Asimismo, pidió a los ciudadanos seguir y estar pendientes del debate del próximo domingo y de ese modo contrastar el proyecto que vengo impulsando y enterarse de sus compromisos suscritos hasta ahora.

En la primera reunión de su agenda –en un hotel del sur de la ciudad de México–, con la directiva e integrantes de la Asociación Autónoma del Personal Académico de la UNAM (Aapaunam), en medio de numerosos goyas que él mismo secundó, Peña Nieto se refirió a la máxima casa de estudios como la conciencia crítica, el alma del país y donde están la pluralidad y las ideas a partir de las cuales se pueden diseñar políticas públicas para servir a México.

Pidió la colaboración y participación de los maestros universitarios y establecer una alianza permanente. A su vez, él ofreció tener un permanente diálogo y acercamiento con la sociedad, porque no se puede gobernar sin escuchar.

Peña Nieto había escuchado antes a la dirigente de la Aapaunam, Bertha Guadalupe Rodríguez, decir que la reconstrucción de México debe centrarse en las escuelas públicas. El mexiquense coincidió además con los académicos en el planteamiento de dotar a las universidades de presupuestos multianuales.

Y como la dirigente sindical planteara también la necesidad de realizar diversas reformas estructurales, el candidato priísta la apoyó y se detuvo sobre todo en las modificaciones que a su juicio requiere la Ley Federal del Trabajo.

De entrada admitió que aquella debe hacerse mediante el consenso de los sectores productivos, y principalmente de los trabajadores. No debe ir en menoscabo de sus conquistas laborales, pero sí alentar un nuevo marco jurídico para tener mayor competitividad y flexibilidad en los mercados laborales.

En México, estableció en otro orden el priísta, no se entendió a tiempo que era en la educación donde había que hacer la mayor inversión, y es lamentable no haber tenido mayor participación presupuestal en ciencias, en tecnologías y en la cobertura de la educación media y superior.

Tan sencillo, pero tan lejano a veces de las políticas públicas, lamentó, a México le ha costado trabajo entender la importancia de generar riqueza a través del conocimiento y de pasar de ser un país eminentemente dedicado a la industria manufacturera, a uno que genere riqueza en el conocimiento.

Con ex perredistas

Más tarde, en el Gran Forum, donde se reunió con colonos sobre todo procedentes de Iztapalapa –que antes conformaban una de las tribus del PRD–, Peña Nieto habló de la necesidad de construir acuerdos dentro de la democracia con la participación de distintas fuerzas políticas y expresiones, y donde sobre todo se marquen las coincidencias y de ese modo satisfacer el deseo de la población de caminar en unidad.

La gente quiere beneficios a partir de la unidad y no desea ver a los partidos como promotores de la división y el encono, dijo también. México, señaló entonces el candidato presidencial, no merece seguir viviendo en violencia y requiere crecer económicamente. Para conseguirlo, definió Peña Nieto, es necesario romper con dogmas, con paradigmas, con ideologías arcaicas que, ancladas en el pasado, hoy ya no sirven. Y apeló a seguir con un mayor pragmatismo las experiencias exitosas de otras latitudes.