Texcoco, Mex., 27 de abril. Unas mil familias que fueron desalojadas el jueves pasado del asentamiento irregular Hidalgo y Carrizo, ubicado en una zona considerada reserva ecológica por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pidieron apoyo a las autoridades federales y estatales para poder reubicar sus viviendas, y exigieron proceder contra los agrupaciones e inmobiliarias que les vendieron los predios.

Tras el desalojo, alrededor de cien familias pasaron la noche a la intemperie. Los desplazados pernoctaron en colchones junto a los que colocaron algunas pertenencias.

En el retén policiaco la inconformidad prevaleció entre las familias, las cuales exigieron a las autoridades apoyo para poder reubicarse. Con insistencia se empeñaban en mostrar credenciales de elector, cesiones de derechos o contratos de compra venta para demostrar que no había ilegalidades.

Expusieron que en la venta de los terrenos están implicadas, entre otras, la Inmobiliaria Ejidal Grupo Hidalgo y Carrizo, los ejidatarios del núcleo ejidal de Chimalhuacán y la organización priísta Antorcha Campesina, a las cuales pidieron investigar.

A nosotros nos habían asegurado que el lote de 120 metros cuadrados que nos vendieron era legal; incluso nos mostraron derechos parcelarios o escrituras. Nunca nos dijeron que estábamos en una zona de reserva, expresó Romina Suárez, una de las afectadas.

Pedro Martínez, de la asociación de colonos Hidalgo y Carrizo dijo que en 2000, 300 familias comenzaron a comprar lotes a la inmobiliaria ejidal Grupo Hidalgo y Carrizo y tras varios años se enteraron que era fantasma (ilegal).

Este viernes, por segundo día consecutivo, policías federales y personal de la Conagua, tumbaron con maquinaria pesada algunas viviendas. Hasta hoy habían derribado 60 por ciento de las más de mil que hay en el terreno. En la mañana, muchos colonos regresaron con vehículos de mudanza para tratar de entrar al predio y recuperar algunas pertenencias y trasladarlas a sitios de amigos o parientes.

La Policía Federal permitió el acceso por turnos a unos 300 vehículos. De entre los escombros, mujeres, hombres y niños, trataban de recuperar sobre todo muebles y ropa. Muchas casas fueron derribadas con los enseres adentro.

El aspecto en las más de 50 hectáreas, donde se ubicaban las casas demolidas, es de montones de escombros de láminas y cartón, materiales que en su mayoría se usaron para construir las viviendas. Durante el día al menos 10 viviendas fueron incendiadas, no se informó quién o quiénes fueron los responsables. Además, los colonos acusaron a los policías federales de saquear sus pocas pertenencias.

Se informó que dos compañías cercarán el predio para impedir su reocupación y permitir que el predio sea destinado para el proyecto de un parque ecológico.