Instan organizaciones a investigar a la firma en todo el mundo
Sábado 28 de abril de 2012, p. 24
La cadena de supermercados Wal-Mart ha basado su crecimiento económico en la explotación laboral de sus empleados, el pago injusto a sus proveedores y la corrupción en todos los niveles del gobierno, por lo que es urgente frenar dichas prácticas e investigar las actividades de la multinacional no sólo en México, sino en el resto del mundo, advirtieron integrantes de diversas organizaciones sociales.
Alfonso Bouzas, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtió en conferencia de prensa que Wal-Mart contrata a su personal en el Distrito Federal por tienda, no por región, y para ello recurre a tres asociaciones sindicales que compiten entre sí para ofrecerle a la compañía el pago de salarios más bajos.
Dichas agrupaciones, indicó, elaboran contratos colectivos de protección patronal que no cobran un peso de cuotas a sus afiliados, porque no responden a sus intereses, y donde fijan salarios que van de 66 a 160 pesos al día; con jornadas de ocho horas o más; horario y días de descanso cambiantes; derecho de cambiar al trabajador de tienda; polivalencia de funciones y posibilidad de rescindir el contrato en cualquier momento.
Esteban Conde, de la Unión de Trabajadores de Wal-Mart, explicó por su parte que debido a las pésimas condiciones laborales de la compañía, varios empleados comenzaron a organizarse de forma clandestina a partir de junio de 2006, y ante sus peticiones de salario digno y respeto de derechos elementales, se respondió con amenazas, acoso y despidos injustificados.
Si bien es cierto que la empresa tiene en México más de 230 mil empleados, apuntó, por cada 10 personas que se incorporan a ella, hay cuatro que la dejan, y esa rotación de personal de 40 por ciento –con un promedio de dos años de permanencia– se debe a que por dentro Wal-Mart está putrefacta
.
Valeria Escorza, subdirectora de la Asociación Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, expuso algunas de las conclusiones del estudio Lo barato sale caro, realizado en 2005, entre las cuales figura el hecho de que Wal-Mart no paga ningún salario a sus empacadores; solicita pruebas de embarazo a las mujeres para ingresar y permanecer en la nómina, y obstaculiza el ascenso laboral de su personal femenino.
Christy Hoffmann, subdirectora de la organización mundial de sindicatos UNI, alertó que la trasnacional recurre a escala global a prácticas de corrupción para dominar el mercado de abastecimiento, violando en el camino los derechos más elementales de sus empleados, afectando el medio ambiente y quebrando a los pequeños negocios de la localidad donde se asienta, por lo que pidió una investigación sobre su forma de actuar en todo el mundo.
Víctor Báez, secretario general de la Central Sindical de Trabajadores de las Américas, lamentó que los contratos colectivos de protección patronal –90 por ciento del total en México– sólo empobrecen más a la clase obrera del país, y anunció que se pondrá en marcha una iniciativa internacional contra dichos esquemas, lo cual pondrá en el banquillo de los acusados
a varias empresas.