Procampo y Oportunidades sólo sirven para controlar a electores
Jueves 26 de abril de 2012, p. 23
Especialistas en desarrollo rural y pobreza aseguraron que la miseria extrema que afecta a la población campesina e indígena del país es resultado de un persistente abandono de la inversión pública en el agro, que se agudizó con la llegada de los gobiernos neoliberales, pues no sólo se sumió a millones de mexicanos en la miseria; también los obligó a abandonar sus tierras
.
En entrevistas por separado, señalaron que la creación de programas de subsidio, como Procampo y Oportunidades, sólo ha facilitado la detección casa por casa y familia por familia de quienes reciben becas y apoyos para subsistir, pero en condiciones de miseria extrema, lo que ha permitido a las administraciones neoliberales tener control preciso de posibles electores
.
Roberto Diego Quinta, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Xochimilco, destacó que de 1982 a 1988 los recursos públicos destinados al campo cayeron de 120 mil millones a 14 mil millones, lo que representó una reducción de 90 por ciento, resultado de un modelo de descapitalización de la inversión para el pequeño y micro productor, pues “desapareció Banrural, que de financiar 7 millones de hectáreas pasó a 1.5 millones, y luego simplemente lo desaparecieron.
Sin crédito ni mercado interno, se generó una creciente migración hacia Estados Unidos, lo que ha llevado a la desestructuración de las comunidades agrícolas y a la pérdida de conocimientos milenarios invaluables de los campesinos.
.
Sergio de la Vega, especialista en pobreza de la UAM, afirmó que desde 1990 sabemos cuáles son las localidades en extrema pobreza, y en 2012 podemos decir que son las mismas
. La Secretaría de Desarrollo Social sólo ha tratado de tapar los hoyos que generan la miseria, no resolverla.