Especialistas en migración refutaron las declaraciones del presidente Felipe Calderón, quien en Washington, Estados Unidos, aseveró ayer que, debido al aumento de oportunidades sociales y económicas en el país, bajó el flujo de mexicanos hacia la nación vecina.

René Zenteno, investigador de El Colegio de la Frontera Norte, manifestó que la disminución obedece sustancialmente a la recesión económica que atraviesa Estados Unidos, aunado al clima antimigrante y de persecución que prevalece allende la frontera, en particular como resultado de los procedimientos de detención y deportación.

De 2006 a 2010 han sido deportados 1.2 millones de mexicanos, es decir, expulsados con órdenes judiciales.

Muchos tenían lustros viviendo en el país vecino y actualmente se encuentran varados en la frontera, después de haber sido separados de sus familias, indicó quien hasta enero pasado fue subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación (SG).

Lamento que el Presidente no haya sido debidamente asesorado sobre el particular, mencionó en entrevista.

Existen 3.4 millones de menores de edad de origen mexicano que viven en el limbo jurídico en Estados Unidos, porque son ciudadanos de ese país pero sus padres son mexicanos indocumentados, subrayó.

Los propios familiares alertan acerca de la falta de empleos y, sobre todo, relatan el clima de persecución que existe en territorio estadunidense.

Según declaraciones de autoridades migratorias en Washington, la meta de 400 mil deportaciones al año se mantendrá y no hay elementos que indiquen un viraje en esa política, por lo cual es urgente tratar el tema a nivel bilateral para atenuar las consecuencias y frenar la violación de los derechos fundamentales, como la integralidad de las familias, enfatizó.

Los censos corroboran que se multiplican los casos de mexicanos que han retornado al país con sus hijos de nacionalidad estadunidense. Muy probablemente a consecuencia de la falta de oportunidades y del temor a ser deportados y separados de sus familias.

Es decir, agregó Zenteno, estamos ante una economía debilitada, con un ambiente hostil al migrante, donde no existe una propuesta de solución de fondo a la problemática regional de la migración y sólo se han dado muestras de endurecimiento con las deportaciones masivas.

En tanto, Nancy Pérez, directora de Sin Fronteras-México, comentó que “las estadísticas oficiales tienen muchas deficiencias. Aun concediéndoles valor –apuntó–, la realidad del día a día indica que la violencia en la región se ha convertido en elemento sobresaliente para desalentar esa movilidad, tanto de mexicanos como de personas de otras naciones, principalmente centroamericanas.

Definitivamente eso no tiene nada que ver con una supuesta mejoría en las condiciones salariales o de empleo de los mexicanos, indicó.

Organizaciones no gubernamentales como Sin Fronteras han informado al Instituto Nacional de Migración sobre el cambio de rutas de los braceros, como alternativa para alcanzar su objetivo, es decir, cada vez hay más indocumentados experimentando otros caminos, incluidas urbes como el Distrito Federal.

Zenteno, quien por casi año y medio fue el responsable de la política migratoria mexicana –le correspondió promover y promulgar las leyes de Migración y de Refugiados–, dijo que una de las causas de dicha reducción efectivamente tiene que ver con el aumento de oportunidades en materia de educación, salud y acceso a créditos. Sin embargo, añadió, esos elementos no se comparan en magnitud con la contracción de la economía estadunidense.

Los elementos mencionados pesan más que (el aumento de) las oportunidades en México, aseveró.