Andrés Manuel López Obrador se reunió con los principales representantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), organismo del sector privado que hace seis años contrató una campaña en radio y televisión para desprestigiar al perredista.

Un peligro para México fue la frase que promovieron entonces los empresarios para atacar al aspirante presidencial, a partir de una campaña por la cual desembolsaron cerca de 180 millones de pesos y que al término del proceso fue declarada como ilegal.

Ayer, López Obrador decidió abarcar al CCE en la frase de la que echa mano desde hace unos meses para hacer a un lado los agravios y aseveró que él no vive en el pasado: Yo ofrecí mi mano franca, queremos la unidad, queremos la reconciliación, expresó tras el encuentro de poco más de una hora, realizado en terrenos de los empresarios: el mismo salón en que la víspera la confederación de comerciantes recibió a los otros aspirantes presidenciales.

Ambas partes calificaron la cita como cortés y necesaria, pese a que no hubo atisbos de virajes.

El objetivo fue reunirse y lo lograron, aunque en la práctica sólo acordaron integrar un equipo de trabajo para estudiar las propuestas bilaterales. El candidato se comprometió a entregar en breve un desglose de cada tema de interés del empresariado.

Tal vez por ello el dirigente de la Confederación de Cámaras de Comercio, Jorge Dávila, visualizó la cita de ayer apenas como un “round de sombra”.

Tanto el político como la CCE coinciden en que el país requiere estabilidad macroeconómica, pero no hubo cambios acerca de la participación privada en Petróleos Mexicanos ni en cuanto a las aristas sobre lo que debe tener una reforma fiscal.

En contra, los empresarios consultados, miembros de la dirigencia de esta central que cobija a las principales asociaciones empresariales y financieras de México, pidieron equidad en el pago de contribuciones y que no se promuevan planes paternalistas.

Hubo comentarios de lo que ocurrió en 2006, pero para dejar en claro que no hay ninguna cuestión contra nadie, señaló el empresario José Luis Martínez, en el mismo tenor del presidente del CCE, Gerardo Guitérrez.

Sin mea culpa, en el encuentro también afloraron las diferencias acerca de la pretendida reforma laboral y de lo que consideran inconvenientes para elevar el salario mínimo.

Plan de vivienda

Todavía no clareaba la mañana de este viernes cuando, en conferencia de prensa, el candidato presentaba su plan de vivienda popular con una inversión cercana a los 8 mil millones de pesos.

También exigió a los consejeros electorales del IFE su intervención inmediata para la fiscalización del gasto de campaña del priísta Enrique Peña Nieto y los conminó a salir a la calle para que constaten lo que el PAN y la izquierda denominan gasto excesivo y posible rebase de topes de campaña.

López Obrador desestimó la metodología de las encuestas difundidas por un medio informativo que lo colocaron, incluso, en segundo lugar, por encima de la panista Josefina Vázquez Mota.

Diversos medios son chefs que están inflando el merengue de Peña Nieto. Ello no está mal, siempre y cuando digan que están patrocinando al priísta, porque la simulación no ayuda, expresó.

En seguida lamentó que en 2006 el CCE financió “parte de la guerra sucia” en su contra, pero no mostró interés en engrosar asperezas: “Ellos ya saben lo que hicieron y que cada quien asuma su responsabilidad… Lo que ocurre en México, esta grave crisis, esta tragedia nacional se originó a partir de que no se respetó la voluntad de los ciudadanos y se perpetró un fraude electoral”, dijo.

Un par de horas después, estaba por primera vez frente a ellos, acompañado por Alfonso Romo, uno de los empresarios que apoyan su candidatura; ahí, en privado, se declararía partidario de la reconciliación.

A su vez, el presidente del CCE declaraba ante los reporteros: No es que sea un peligro (para México) o no, aquí lo importante es que se dio un acercamiento necesario.