Néstor Galván dirige El asesino del alma, obra basada en una novela de Amelie Nothomb
Trata de revelar la falsedad de la condición humana
, afirma el actor Fermín Martínez
Domingo 15 de abril de 2012, p. 4
El profundo remordimiento de conciencia que se intenta olvidar o controlar, pero que se sale de control, tortura y asfixia, es la cuestión que se refleja en la obra de teatro El asesino del alma, adaptación de la novela La cosmética del enemigo (2000), de la escritora francesa Amelie Nothomb.
Con la dirección de Néstor Galván, la puesta en escena se presenta en el Foro del Tejedor, con la cual se inaugura en ese espacio la actividad teatral.
El asesino del alma intenta mostrar las condiciones sociales, morales o religiosas que conducen a reprimir y ocultar las acciones más crueles, incluso homicidas.
La novela “ofrece una visión fatalista, al tiempo que nos descubre la posibilidad de un hombre nuevo capaz de desechar todo el lastre que lo mantiene sumergido en los miasmas de la decadencia de los valores contemporáneos.
La historia plantea la hipotética situación de establecer una relación dialéctica con ese ser que se encuentra en las profundidades del inconsciente. Un ser que se burla de nosotros y nuestras miserias, el enemigo interior al que hay que eliminar, como requisito para acceder a una vida distinta.
Es una historia que gira en torno a lo que es la conciencia manipulada por la culpa, explicaron los actores Anayn Cobián, Markín López y Andrea Yac-Tic. El enemigo interior es esa voz que todos tenemos, la cual se aparece para cuestionarnos cuando hacemos algo que social o religiosamente no es correcto
.
Jerome Angust, hombre de negocios, y Textor Textel, ser desconocido e impertinente, son los personajes protagonistas de esta historia, cuya acción transcurre en la sala de espera de un aeropuerto.
El retraso indefinido de su vuelo es la circunstancia que hace que se conozcan. Aun cuando el hombre de negocios rehúye la plática, el extraño terminará por imponerse en una conversación que se va transformando en un espejo que refleja la parte oscura de su interlocutor, lo que terminará en una crisis para ambos.
Para el actor Fermín Martínez, quien encarna a Textor, la obra trata de revelar la falsedad de la condición humana. “Textor representa aquella fuerza que nos limita, como culpa o remordimiento de conciencia. En El asesino del alma, Jerome trata de ocultar o bloquear la memoria, los impulsos destructivos”.
Martínez encuentra cierta semejanza temática entre El asesino del alma y la película El club de la pelea, de David Fincher, también basada en una novela. En la cinta, el personaje se inventa un ser como un ideal a seguir: lo que él quisiera ser. En la obra es al revés: el protagonista se inventa un ser a quien le echa toda su basura y no quiere que se le aparezca nunca
.
Noé Alvarado, quien interpreta a Jerome, coincide en señalar que se trata de ese remordimiento de conciencia que llega al extremo de estallar, hasta materializar a ese enemigo interior, opuesto a sí, pero que es él mismo.
Adaptada y dirigida por Néstor Galván, la obra fue ganadora de un primer concurso para iniciar las actividades teatrales del Foro del Tejedor, donde se presentaban sólo recitales musicales, trabajos de poesía o lanzamientos de libros. Ahora se abre al teatro.
Se trata de una adaptación en la que se suprimieron muchos elementos y conceptos de la novela que hacían referencia al movimiento religioso del jansenismo, explicó el director del montaje.
Principalmente me interesó la idea de cómo el hombre puede encontrar su propia libertad. Hoy día estamos sometidos a la decadencia de los valores contemporáneos, al escepticismo, la soledad, el desbordado consumo material alejado de lo espiritual
, señaló Galván.
La pérdida de valores, concluyó, reventó la espiritualidad humana, lo que ha provocado que se aleje de sus semejantes y de sí mismo
.
El asesino del alma se presenta los domingos de abril y mayo, a las 18 horas, en el Foro del Tejedor, de la Cafebrería El Péndulo. Álvaro Obregón 86, colonia Roma.