La corrala del mitote, estructura escénica desmontable que se instala en plazas públicas, con capacidad para 450 espectadores, de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), comenzó trashumancia con el estreno del montaje Enrique IV (primera parte), de William Shakespeare, este jueves en el Zócalo de la ciudad de México.

Como parte de la CNT, dicho escenario itinerante fue construido con el propósito de acercar el arte teatral a diferentes lugares del país en espacios públicos y, en primera instancia, como apoyo para la representación de dicha obra, la cual fue invitada a participar los días 14 y 15 de mayo en el World Shakespeare Festival, en Londres, organizado por la Royal Shakespeare Company y el Globe Theatre (La Jornada, 30/3/12).

De acuerdo con la información proporcionada por la CNT y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, La corrala del mitote se compone de un escenario, una arena y un semicírculo de graderías.

La estructura está inspirada en el Teatro del Globo de Londres. Los andamios de la gradería se encuentran unidos por juntas tubulares de metal con las que se espera brindar la rigidez necesaria y pueda soportar así una gran cantidad de carga estática y dinámica, ya que cuenta con dos niveles con capacidad para 150 espectadores, respectivamente. La parte de la arena, al ras del piso, tiene capacidad para 167, donde cómodamente el público podrá ver el espectáculo de pie, en esa zona.

El escenario trashumante fue inaugurado por Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal; Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes; Elena Cepeda, titular de la Secretaría de Cultura, y Luis de Tavira, director artístico de la CNT.

Enrique IV (primera parte), con dirección de Hugo Arrevillaga, traducción de Alfredo Michel y dramaturgia de José Ramón Enríquez, es un drama histórico escrito por Shakespeare con la idea de hablar sobre la identidad política y cultural de Inglaterra, que a la postre sería el Reino Unido; y en particular sobre la identidad del príncipe de Gales, explicó Arrevillaga.

Escena de Enrique IV (primera parte), durante el estreno de esa obra de William Shakespeare, efectuado la tarde del jueves en el ZócaloFoto Roberto García Ortiz

La historia, ubicada en el año 1600, gira en torno al espurio rey Enrique IV, quien usurpa el poder al asesinar a Ricardo II. Su hijo, el príncipe heredero, se la vive en las tabernas, llevando una vida libertina y desenfrenada, y debe enfrentar dos modelos de conducta: el de su padre verdadero, el rey Enrique IV, y el de Falstaff, un mañoso bribón que se convierte en un especie de padre por adopción.

En escena, se entretejen la parte seria del drama, el llamado de ir a la guerra civil por Enrique IV, y la parte cómica, la vida libertina del príncipe heredero, quien terminará sumándose al ejército del padre biológico.

El gordo y mantecoso ladrón, el cobarde por intuición de Falstaff es quien se burla de quienes están y ejercen el poder en aquel momento. Su visión, comenta el creador escénico, refleja que la hipocresía no se encuentra en las tabernas, sino en quien sostiene la corona.

Los actores hacen un esfuerzo para proyectar la voz dentro de La corrala del mitote, para no bajar de volumen, con el riesgo de que los espectadores dejen de escuchar los parlamentos; ahora que el escenario se encuentra en la Plaza de la Constitución, donde cotidianamente se oye el ruido y el trajín de los transeúntes, automóviles y autobuses, más que un desgaste, ha permitido un fortalecimiento de su voz, según Arrevillaga.

Lo anterior se podrá verificar en las próximas funciones, cuando tengan que presentarse dos veces en un mismo día, explicó. Ya se hicieron dos ensayos en esas condiciones. Los actores terminaron hechos polvo, pero aún con energía.

Con las actuaciones de Marco Antonio García, Constantino Morán, Gabriela Núñez, Roberto Soto, Claudio Lafarga, Óscar Narváez, Enrique Arreola y David Calderón, así como el ensamble de música en vivo integrado por Paul Conrad, Pablo Ramírez, Edwin Tovar y Alan Fajardo, las funciones serán jueves y viernes a las 18:30 horas, sábados y domingos a las 13 y 18:30 horas. La entrada es libre, con cupo limitado.