El embajador critica a los gobiernos panistas por descuidar las prácticas diplomáticas
Martes 10 de abril de 2012, p. 10
Lo que al inicio del sexenio de Felipe Calderón se adelantaba como una inminente e inmediata
visita a Cuba para restaurar los platos rotos
que el ex presidente Vicente Fox dejó en la relación bilateral, termina, casi seis años después, en una tardía
gira de trabajo por el Caribe que refleja en los hechos la importancia que la actual administración dispensa a gobierno y pueblo de la isla, advirtió el embajador Jorge Eduardo Navarrete López.
Una de las cosas que en el campo internacional hemos perdido en estas dos últimas administraciones son las formas. Y si esto es cierto para la política, para la diplomacia lo es aún más, porque las formas son la esencia. La visita a Cuba resulta tardía porque se lleva a cabo a unos meses de la elección presidencial y casi en el último semestre del gobierno de Calderón. Se viene hablando de ella prácticamente desde hace seis años, cuando se decía que había mucho que reparar. Incluso hoy, que se justifica con un propósito tan limitado como destacar la importancia histórica con el principal país de las Antillas, la realidad es que muestra que la relevancia se perdió en el maremágnum de confusión, de falta de rumbo, de falta de prioridades, de ausencia de oficio en política exterior que ha caracterizado a este gobierno
, aseveró en entrevista.
Navarrete ha sido embajador de México en Venezuela, Alemania, China, Brasil, Austria, Yugoslavia y Naciones Unidas. Consideró poco factible que todas las diferencias que tuvieron Fox y administraciones anteriores
se puedan resolver en unas horas de una visita de Estado de cuyos preparativos no se encuentra mayor referencia que un oficio dirigido al Senado, en el que se anuncia la ausencia de Calderón del 11 al 15 de abril, cuando visitará además Haití y asistirá a la Cumbre de las Américas, en Colombia.
Respecto de la visita a Cuba, se dice en el oficio que se trata de pasar revista a la situación, como si todo estuviera en condiciones normales. No se presenta algún propósito concreto. No veo que pueda haber un cambio importante en la relación bilateral en este paso a las volandas que hace el presidente Calderón por La Habana. Da la impresión de que Calderón no quiere pasar a la historia por ser el primer presidente en no visitar Cuba
, lamentó quien también fue subsecretario de Políticas y Desarrollo Energético de la Secretaría de Energía.
Coincidencias y desencuentros
Navarrete López admitió que las relaciones entre Cuba y México, aun antes de las administraciones panistas, no siempre fueron las mejores
, pues combinan coincidencias en organismos internacionales con diferencias de fondo en lo que hoy se conoce como Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, entre otros, lo que, sin embargo, no ha sido obstáculo para mantener las formas.
Cómo se entiende que, por ejemplo, el gobierno del presidente Calderón haga esperar a los embajadores llegados a México a que se reúnan 10 o 12 para que en un solo día presenten sus cartas credenciales. Eso es un desconocimiento de las prácticas diplomáticas más elementales. Esta ceremonia de presentación de credenciales en el país ante el cual el diplomático extranjero está acreditado es una ceremonia tan singular, que incluso los presidentes de países más desarrollados se dan el tiempo de recibirlos individualmente, porque aprecian las relaciones con los países que representan. Aquí parece haber abulia
, afirma.
En la historia reciente, Cuba y México han pasado por desencuentros que, en el caso de administraciones anteriores a las panistas, han encontrado caminos para una pronta solución. Una de las más significativas fue en 1981, cuando el entonces presidente José López Portillo se vio obligado por presiones de Wa-shington a excluir a Cuba de una cumbre en la que participaría el presidente de Estados Unidos.
El entonces canciller, Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, consiguió que dos semanas después del incidente Castro se reuniera con López Portillo en Cozumel.
Cuando el entonces presidente estadunidense, Ronald Reagan, amenazó con boicotear la reunión en 1981, me vi obligado a complacer al presidente José López Portillo. Pero éste, en medio de su vergüenza y su pena, se comportó como un caballero. Fue elegante, me invitó a Cozumel, y con toda franqueza me explicó su tragedia. Accedí
, afirmó Fidel Castro.
Sin embargo, uno de los episodios más comentados ha sido el de la cumbre de Monterrey en 2000, cuando Castro hizo públicas sus conversaciones con Fox, quien, también presionado por Washington, propuso al mandatario cubano abandonar la reunión con la frase comes y te vas
.