13 Festival de Campeche
esde el aire se delinea a la perfección la muralla que los campechanos empezaron a construir hace cinco siglos para protegerse de Francis Drake y de otros tantos piratas de la época. De un lado, inmóvil, la oscuridad absoluta del mar a la medianoche; tierra adentro, miles de luces danzan discretamente entre el calor y la emoción del 13 Festival Internacional de Jazz… bueno, probablemente no todas las luminarias sepan del encuentro.
Al día siguiente, 30 de marzo, quien esto escribe se presentó ante un auditorio semivacío de la Secretaría de Cultura; empezó a hablar sobre el curioso carácter subversivo del jazz, sobre un nuevo libro de inminente aparición, sobre las nuevas fusiones entre la síncopa y las músicas folclóricas y mestizas de México, sobre las voces del exilio…
Y de buenas a primeras, de una manera tan peculiar como inesperada, un puñado de asistentes empezó a armar un intenso debate sobre los caracteres internacionales y localistas del jazz mexicano; se afirmó que éste (nuestro jazz) es prácticamente invisible en el resto del mundo; surgen entonces los nombres de Antonio Sánchez, de Abraham Laboriel, de Mili Bermejo. El conferencista, pasmado, sonriente, sólo observaba. Un solitario asistente tomó entonces la palabra y, tajante, afirmó que nunca ha sido necesario que un músico o un compositor salga de su ciudad o de su país para realizar su labor artística, que él compone y hace música desde hace décadas en Campeche y que así es feliz. Hay más. El tiempo se fue como agua. Todo quedó registrado en audio y video. Habrá que hacer una relectura.
A los siguientes conferencistas no les fue mejor en cuanto a quórum, pero cumplieron con profesionalismo. Germán Palomares Oviedo y Roberto Aymes son ampliamente conocidos y reconocidos entre los jazzófilos, y aunque Jaime Almeida no ha entrado nunca de lleno a estos quehaceres, en el programa de mano se hace hincapié en que es un personaje de amplia experiencia en radio y televisión, y que en el área de discos de Televisa fue pieza fundamental en “el desarrollo de las carreras de talentos muy destacados, como Los Bukis, Los Yonic’s, Rigo Tovar, Laura León, Timbiriche…”
En el terreno de los conciertos, el festival mantuvo una constante de calidad con los pianos de Marta Sánchez y Eliane Elías (de lo mejor en España y Brasil); a escala nacional resaltaba Cuarta Aumentada (el nuevo proyecto de Salvador Merchand), el grupo de Roberto Aymes (que recreaba sus conceptos de jazz para niños
) y Jazzópera (propuesta de jazz y bel canto con Verónica Ituarte, Amelia Sierra y el maestro Baldomero Jiménez. De Campeche, apareció la gran calidad de Xamán y su jazz contemporáneo, además de una nueva banda que lleva el nombre de Choko Jazz.
La última fecha llegó el 4 de abril, y Germán Palomares comentó que ésta se dio en un Archivo Municipal casi lleno, con un concierto de Iraida Noriega, Enrique Nery y la Big Band de Elías Ochoa. Para cerrar, Francisco Castilla, organizador del Festival, y varios músicos campechanos subieron al escenario para rendir tributo y otorgar un merecidísimo reconocimiento a Enrique Nery.
Por cierto que la biografía del maestro Enrique Nery (México, DF, 1945) ya está en proceso de elaboración, y aunque los constantes e innumerables compromisos del pianista no permiten mantener un adecuado ritmo de trabajo en estos viajes de la memoria, los registros siguen avanzando. No hay prisa, pero no hay pausa.