Los grupos parlamentarios de PRI y PAN en la Cámara de Diputados pretenden aprobar esta semana en el pleno la minuta del Senado que reforma la Ley Federal de Variedades Vegetales, que amplía la protección a transgénicos obtenidos por trasnacionales, pero suprime la preservación de la biodiversidad.

El dictamen de la Comisión de Agricultura, cuya aprobación fue promovida por el ex dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y diputado del PRI Cruz López Aguilar, incluso agrega el concepto de variedades esencialmente derivadas para limitar su uso, explotación y comercialización a las empresas y laboratorios que las hayan registrado.

De esta manera, podrían ser objeto de persecución y sanciones productores independientes o campesinos que obtengan una combinación genética mediante cruza de sus propias semillas, si en ellas apareciera el constructo genético que dio origen al transgénico registrado como tal.

La intención de PRI y PAN es que el dictamen se publique a más tardar el martes en la Gaceta Parlamentaria, para cumplir el trámite de declaración de publicidad y pueda ser votado en la sesión del miércoles o jueves.

Según un documento de análisis elaborado por las bancadas de PRD y PT, la reforma privatiza los derechos sobre las especies domesticadas actuales que son vitales para la producción agrícola, e incluso las por descubrir, pues se contemplan las variedades comerciales derivadas de especies silvestres.

El dictamen, que avala sin cambios la minuta del Senado, amplía de 18 a 25 años el plazo de explotación para especies perennes (forestales, frutícolas, vides, ornamentales) y sus porta injertos, y de 15 a 20 años el resto de las especies.

El riesgo de la reforma, se indica, es que se sustituye la protección de la biodiversidad de las variedades vegetales que son del dominio público por la protección de las variedades vegetales de uso común.

Al suprimir de la ley el término biodiversidad, agrega, se deja sin cobertura la variabilidad genética de las especies y parientes de las variedades actualmente en uso, que son patrimonio de la nación y que en México son en su inmensa mayoría de dominio público, independientemente de que su uso sea común o no.

También se sustituye el dominio público por el uso común en la obligación del Estado de conservar y mantener una colección de variedades vegetales de referencia mediante la promoción de la cooperación nacional e internacional, pública y privada que sea necesaria, en coordinación con otras dependencias en materia de recursos genéticos.

En cambio, se fortalecen los derechos de las compañías que obtengan una especie modificada genéticamente, al incluir el aprovechamiento y explotación en forma exclusiva, no sólo de las variedades vegetales, sino también del material de propagación, de distribución y venta.

Ello implica que hasta los usos en la alimentación humana u otros derivados de uso industrial tendrían que contar con licencia para consumirse, resalta el análisis.

Esto, señala, a pesar de que una variedad vegetal se crea de manera natural por la variabilidad genética de las especies y la selección natural, como parte de la adaptación de los organismos vivos en su carrera evolutiva; pero también son creadas por las prácticas de selección e intercambio de semillas que realizan los campesinos, además de las que se originan por el trabajo técnico y científico de los fitomejoradores.

Mientras que el organismo genéticamente modificado transgénico, no es una variedad, pues se ha convertido en un organismo diferente a los de la especie modificada y todas sus variedades naturales o artificiales, y contiene una combinación genética inédita, no producto de cruzas naturales o de procesos convencionales de fitomejoramiento.