Por diversas presiones de la vida moderna se alteran los hábitos y se propicia el insomnio
Sábado 7 de abril de 2012, p. 30
La luz a todas horas, la facilidad para el acceso a tecnologías como Internet a través de computadoras o incluso en teléfonos celulares, así como las exigencias que plantea la vida en las ciudades, donde las personas tienen que recorrer grandes distancias para llegar a sus escuelas y/o trabajos, representan una compleja problemática que ha trastocado diversos ámbitos de la vida de los individuos, uno de ellos, los hábitos para dormir.
Entre los adolescentes es un fenómeno cada vez más frecuente la presencia de la fase retrasada de sueño
. Significa que empiezan a dormir en altas horas de la madrugada y, en consecuencia, se les dificulta levantarse por la mañana para realizar sus actividades, aseguró Alberto Labra Herrera, otorrinolaringólogo adscrito a la Clínica del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuya sede está en el Hospital General de México.
Este es uno de los trastornos del sueño descritos a escala mundial por la clasificación internacional en la materia, aunque más definido como una cuestión conductual.
Resulta razonable observar que el insomnio prevaleciente hace 30 años era mucho menor que ahora, pero en aquella época ya era muy alto con respecto al número de horas que las personas dormían hace 100 años, cuando no existía la luz eléctrica. Se mantenían despiertos mientras hubiera luz solar, o se conformaban con la luz de las velas, la cual no es intensa.
El especialista explicó que el sueño es el acto de reposo de un ser vivo. Es un proceso fisiológico espontáneo regulado por el ritmo circadiano del sueño-vigilia, mejor conocido como reloj biológico
, que indica a los individuos cuándo deben dormir y cuándo permanecer despiertos.
El sueño está dividido en tres etapas. Las dos primeras son de tipo ligero, es decir, la persona se puede despertar con cualquier ruido o cambio en las condiciones ambientales del lugar donde duerme.
La tercera etapa es la del sueño profundo o de movimientos oculares rápidos (MOR), en la cual se registra una gran actividad cerebral; es la de los sueños y el periodo en que se consolidan las redes neuronales. En los bebés es el momento en que se produce la hormona de crecimiento.
En el sueño MOR se favorece la consolidación de la información obtenida en el día. Para los niños y adolescentes esto es relevante, porque se trata de lo que aprendieron en la escuela. Por eso, afirmó Labra Herrera, la mejor hora para estudiar y prepararse para un examen es antes de irse a dormir.
Quienes deciden primero dormir y luego estudiar, por ejemplo durante la madrugada, llevan información fresca para el examen, pero como no se consolidó en el cerebro, el conocimiento se olvida fácilmente
, indicó.
Dentro de la clasificación internacional de trastornos del sueño, los expertos agruparon en 10 grupos la centena de variantes existentes. Una de ellas es la que afecta a los niños y adolescentes. En este grupo poblacional, el insomnio es un fenómeno frecuente por la fase retrasada de sueño, pero también es un problema de salud asociado al sobrepeso y la obesidad.
El especialista recordó que México ocupa el primer lugar en exceso de peso corporal en niños y adolescentes, por lo cual también son comunes los casos de niños y adolescentes que roncan –tienen apnea obstructiva del sueño– y se les dificulta respirar mientras duermen.
Esta es una condición con implicaciones negativas para los sistemas cardiovascular, pulmonar y metabólicos de esos individuos.
Con relación a la fase retrasada de sueño, Labra Herrera mencionó que la solución consiste en reorganizar los horarios para dormir. Generalmente no se necesita de medicinas, pues las que están disponibles son de tipo hipnótico o que propician el sueño. Existe el riesgo de que por un uso inadecuado se genere adicción al producto, advirtió Labra.
Sin embargo, la decisión es del médico, en función de la situación particular de cada paciente. Una alternativa para los casos más graves y crónicos es la administración de melatonina, la hormona que ayuda con la reorganización del reloj biológico.
Labra Herrera explicó que los trastornos del sueño se convierten en un problema de salud cuando afectan la vida cotidiana. Si se trata de una persona que duerme poco pero durante el día tiene un buen desempeño, no tiene de qué preocuparse.
En cambio, si por no dormir durante la noche el individuo pierde capacidad para concentrarse en sus actividades cotidianas o, incluso, tiene accidentes por sueño, debe solicitar ayuda profesional.