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La escenificación de la crucifixión de Jesús evocó a las víctimas de la injusticia: organizadores

Viacrucis en el Zócalo deviene llamado de paz y tolerancia

La única forma de cambiar todo es que los padres eduquen a sus hijos en el amor, señaló Jacqueline Bribiesca, quien interpretó a María

La representación estuvo a cargo de 30 actores del INBA, de la ANDA y del CUT de la UNAM, entre otras escuelas y compañías de teatro

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Debido al cansancio, la deshidratación y las heridas, Jesús cayó por quinta ocasión, ahora frente a Palacio NacionalFoto José Antonio López Pantoja
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de abril de 2012, p. 6

Víctima de la injusticia, de la violencia y del odio, Cristo fue crucificado una vez más, pero ahora su juicio y muerte ocurrió en el Zócalo capitalino. Allí los soldados romanos, comandados por Fabius, y bajo las órdenes de Poncio Pilato, cumplieron con los designios divinos.

A las 11:29 minutos Jesús expiró en el atrio de la Catedral Metropolitana, donde se arremolinaron cientos de paseantes que no perdieron detalle del viacrucis que vuelve a representarse en el Zócalo del Distrito Federal, tras ocho años de ausencia, cuya escenificación, de acuerdo con los organizadores y los actores, fue un llamado a la paz y a la tolerancia, así como un recordatorio de los miles de mexicanos que han perdido la vida a causa de la injusticia, la omisión y la violencia que prevalecen en el país.

Algunos, emocionados por la representación, otros sólo movidos por la curiosidad, siguieron paso a paso, caída tras caída el tortuoso caminar del nazareno hacia su muerte. Celular en mano, capitalinos nacionales y extranjeros tomaban fotos, mientras la milicia romana vociferaba y azotaba incesantemente al hijo de María, quien apenas podía sostener la cruz, por lo cual tropezó y cayó por segunda vez mientras circundaba la explanada del Zocálo capitalino.

Simón, del poblado de Cirene, fue obligado por los soldados a cargar la cruz, y de inmediato se conmovió por la situación de Jesús. Aunque no te conozco, mi recompensa es aliviar tu dolor, le dijo.

Debido al cansancio, la deshidratación y las heridas, Jesús cayó por quinta ocasión, esta vez frente a Palacio Nacional. Allí las mujeres de Jerusalén que le seguían comenzaron a llorar, y el nazareno les recomendó: no lloren por mí, lloren por ustedes mismas y por vuestros hijos, pues vendrá un tiempo en que se dirá ¡felices las estériles y las entrañas que no han engendrado y los pechos que no han amamantado!

Ante el hecho de que en México muchas madres han perdido a sus hijos debido a la inseguridad, Jacqueline Bribiesca, quien encarnó a María, señaló al concluir la escenificación que la única forma de cambiar todo es que los padres eduquen a sus hijos en el amor, la justicia, la tolerancia y el respeto, y recomendó a las madres no descuidar a sus hijos. En cuanto a su interpretación, comentó que fue un reto transmitir todo ese amor de madre ante un hijo que sufre.

Dos veces más cayó Cristo antes de llegar al atrio de la Catedral, mientras la cauda de espectadores que le seguía era cada vez más numerosa. Algunos de los presentes, que se mezclaban con los soldados romanos y los policías que custodiaban la representación, sostuvieron que la escenificación –a cargo de 30 actores de la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), del Instituto Andrés Soler de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novohispano, del Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro Cultural Virginia Fábregas– fortalecía sus creencias religiosas.

Además, nos ayuda a entender que la violencia sólo acarrea violencia, ningún bien, refirió Esther, quien también casi cae al piso empujada por la masa que sin orden seguía a Cristo, mientras algunos pobladores de Jerusalén gritaban: ¡Sálvate, ¿no que eres rey?!, ¡blasfemo!, ¡falso profeta!, puedes con los pecados de todos, pero, ¿no puedes con una cruz?!

Poco después, Jesús de Nazaret murió, y en medio del júbilo de sus detractores, Fabius alertó: ¡Está temblando!, aviso que para algunos trascendió la interpretación por el recuerdo de los movimientos sísmicos ocurridos recientemente. Pero no, rápidamente quedó claro que esta vez la tierra tembló debido al deceso de Jesús.

Vicente Amparán, actor que personificó a Jesús, ofreció junto con los demás histriones y el director de la puesta en escena, Francisco Hernández, una conferencia de prensa a un costado de Catedral.

El egresado de la carrera de actuación del Centro Cultural Virginia Fábregas sostuvo que Cristo es para mí el máximo personaje que pudiera representar, y subrayó que la interpretación es un mensaje de paz y amor que humildemente mostramos a la gente.

Destacó que es la primera vez que interpreta a Jesús, y añadió que, pese a que todo el entorno puede estar en tu contra, cada quien debe contribuir a la paz, pues ésta se construye desde lo individual.

Luis David Camacho, del Instituto Andrés Soler, quien encarnó a Fabius, comentó que la escenificación envía el mensaje de que más allá del hecho de pensar diferente debe prevalecer la tolerancia y el respeto; qué mayor ejemplo de lo que lleva la violencia y el odio que lo que vimos aquí.

Hernández, director de la compañía Teatro Clásico Fénix Novohispano y de la puesta en escena de la Pasión de Cristo, dijo que se contribuyó a hacer conciencia sobre los efectos de la inseguridad y la necesidad de que en las actuales condiciones del país debemos unirnos para frenar esta violencia desgarradora que agobia a México, y que nos hace parecer que vivimos una obra de Esquilo.