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El silencio percute en el corazón de la música
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Los integrantes del Ensamble de Instrumentos Folklóricos Gurdjieff
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Al centro, el trovador Ashough Jivani
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de abril de 2012, p. a16

Duduk, blul, kamancha, oud, kanon, santur, tar, dap, dhol, saz, tombak, dam duduk.

El mero sonido de las palabras anteriores ya es música.

Así se denominan, con esos vocablos, los viejos instrumentos armenios, con raíces añejas griegas, arábigas, asirias, kurdas, caucásicas, artefactos mágicos con los que, por siglos, los pastores, trovadores, profetas, caminantes y soñadores bajo el sol candente, bajo la lluvia, han hecho alquimia, difundida como música.

Duduk, blul, kamancha, oud, kanon, santur, tar, dap, dhol, saz, tombak, dam duduk.

Suenan como cuando el ciego Borges pronunciaba sus tres palabras mágicas: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius.

Trilogía: La Ley del Tres, definida por su autor, el filósofo, escritor, vidente, compositor, enigmático y fascinante autor armenio George Ivanovich Gurdjieff, como la segunda ley cósmica fundamental, y establece que todo fenómeno está compuesto por tres fuentes distintas: Activo, Pasivo y Reconciliación, o Neutral, y esa ley, dedujo el místico Gurdjieff, se aplica a todo aquello que acontece al universo y a la humanidad entera, así como a todas las estructuras y procesos, como apunta Levon Eskenian, quien fundó y dirige The Gurdjieff Folk Instruments Ensemble, con los artefactos nombrados al inicio de este texto, para que el mundo conozca mejor la música de Gurdjieff, tan preñada de silencio, como apunta Tigram Mansurian:

Un silencio profundo late en el corazón de la música de Gurdjieff, que nos relaciona con el Eclesiastés, por igual que con la verdad pronunciada en silencios profundos que resuenan desde tierras muy lejanas, una quietud nunca oscurecida, que posee ese grado de densidad que permanece en el ambiente cuando termina de sonar el silencio inmaculado de esa música, la de Gurdjieff.

Georges Ivanovich Gurdjieff (circa 1866-1949) recibió de su padre los secretos más hondos de la cultura armenia. Lo que vivió en su infancia lo condujo a la urgencia de explorar el misterio de la condición humana, mediante el entrecruzamiento exacto entre ciencia y pensamiento.

Estudió entonces medicina, sicología y teología. Al frente de un Grupo de Buscadores de la Verdad marcó senderos para comprender el significado de la existencia y el papel que cumple el humano en pleno cosmos.

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George Ivanovich Gurdjieff

Buscó de esa manera el conocimiento, primero en su natal Armenia y después viajó por el Asia Central, India y el norte de Africa. Convivió, para el efecto, con comunidades cristianas, monjes budistas, maestros sufis y derviches. Luego de 20 años de profundos estudios, regresó a Occidente donde desarrolló un sistema de enseñanza que denominó la evolución del humano en armonía.

Además de sus tratados, enseñanzas, libros convertidos en referentes que han marcado a personas por millares, Gurdjieff es conocido también como compositor.

Junto con el también gran místico armenio Komitas Vardapet (1869-1935), Gurdjieff transcribió, creó y ha hecho pervivir la gran cultura musical de su patria y de los lugares arriba mencionados.

Esa música, de ambos, ha inspirado a músicos definitivos entre quienes mencionaré por lo pronto solamente a uno: el gran alientista noruego Jan Garbarek, para enseguida mencionar a otro, igualmente autor de culto, Keith Jarrett, y a otro de sus iguales: John Zorn, cuya partitura Mount Analogue nació de su fascinación por la obra de Gurdjieff y la registró en el disco del mismo nombre, que reproduce en su portada una obra de Remedios Varo, titulada precisamente La ascensión al Monte Análogo, como una clara influencia de Gurdjieff sobre la pintora surrealista.

Como no existen las casualidades, convive en los estantes de novedades discográficas el álbum de John Zorn con el disco del sello ECM titulado The Gurdjieff Folk Instruments Ensemble, que contiene 17 obras de Gurdjieff, interpretadas por los instrumentos originales, nombrados así:

Duduk, blul, kamancha, oud, kanon, santur, tar, dap, dhol, saz, tombak, dam duduk.

El gran gurú del teatro Peter Brook realizó hace un tiempo un filme, también con instrumentos originales, donde capta la magia de estas maravillas sonoras.

Canciones tañidas por pastores, danzas campesinas, plegarias gritadas por plañideras, embrujos de aire y lluvia, de relámpago y arcilla, ecos de un silencio profundo que suena así:

Duduk, blul, kamancha, oud, kanon, santur, tar, dap, dhol, saz, tombak, dam duduk.

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