Hoy 400 subcontratistas emplean a 15 mil trabajadores
Jueves 5 de abril de 2012, p. 33
El elevado cobro de las tarifas eléctricas es producto de la privatización del servicio y de la corrupción en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dijo Alfredo Ríos Solís, dirigente de la Coalición de Jubilados del Sindicato Mexicano de Electricistas. Sabemos que este gobierno no resolverá la situación porque defiende a ultranza su decreto expropiatorio que dejó sin trabajo a 44 mil personas.
Para el presidente Felipe Calderón, la CFE es una empresa de alto nivel, pero la realidad es diferente: los usuarios de la zona centro, además de pagar tarifas excesivas, sufren apagones dos o tres veces por semana y altibajos en el voltaje que han dañado sus aparatos eléctricos.
La Procuraduría Federal del Consumidor ha ocultado las miles de denuncias; para las autoridades no hay anomalías y consideran lógico que a personas que anteriormente pagaban 700 pesos bimestrales ahora se les exijan cobros de 37 mil; otros pasaron de un pago de 195 pesos a 3 mil 500 pesos. Estos cobros son utilizados como una cortina de humo para ocultar el mal servicio y los malos manejos de la paraestatal.
El servicio de energía eléctrica para la región centro del país se ha convertido en un botín para las empresas privadas
, a las cuales no les interesa la calidad del servicio, sino enriquecerse rápidamente. El presidente Calderón argumentó que la desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) se dio por causas económicas, y entre sus explicaciones refirió que la planta de personal y el contrato colectivo de trabajo eran una sangría para la empresa; ha afirmado que la CFE realiza el mismo trabajo con 12 mil trabajadores, pero no habla de las 400 empresas subcontratadas que tienen a su servicio 15 mil trabajadores, que no saben colocar medidores, no tienen experiencia ni capacitación, no tienen el perfil de desarrollo para mantener el servicio, de ahí el caos.
Además, a partir de la desaparición de LFC se han sustituido kilómetros de cable de cobre por aluminio; el primero cuesta 100 pesos y el otro 10 pesos, lo que refleja una pérdida de miles de pesos. Pero estamos ante un gobierno sordo que sólo generó un negocio para sus amigos
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