Damasco, 31 de marzo. El gobierno de Siria proclamó hoy la victoria sobre la oposición, que hace un año alentó la formación de un levantamiento popular y un movimiento armado contra el presidente Bashar Assad y su partido, el Baaz.

La batalla para derrocar al Estado terminó ya y comenzó otra, la de consolidación de la estabilidad y construcción de la nueva Siria, afirmó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jihad Makdessi.

Nuestra meta ahora es asegurar la estabilidad y crear una perspectiva para la reforma y el desarrollo, al tiempo que evitamos que otros saboteen la senda de la reforma, agregó.

Esta es la primera vez que un alto funcionario de la administración siria hace una declaración de triunfo sobre la revuelta, desde que se iniciaron, en marzo de 2011, las protestas en la ciudad de Deraa, cerca de la frontera siria con Jordania e Israel. La afirmación ocurre días después de que las fuerzas armadas sirias sofocaron las revueltas en las ciudades del norte del país, Homs, Hama e Idlib.

El ejército sirio no hizo otra cosa que defender y proteger a los ciudadanos tomados como rehenes, dijo Makdessi, quien expresó que el retiro de las tropas desplegadas en varias localidades y carreteras del país se realizará paulatinamente, en la medida en que se restablezca la seguridad y la paz civil.

El gobierno sirio, que no permite a los periodistas cubrir las protestas en el lugar donde se realizan, ha definido las manifestaciones opositoras como intentos de desestabilización y agresión terrorista contra las fuerzas policiales y militares, mientras desde Londres, Estambul, Nicosia y El Cairo, las organizaciones de disidentes han difundido versiones de enfrentamientos, ataques con artillería y matanzas. La ONU calcula que en un año han muerto 9 mil personas.

El ejército sirio no hizo otra cosa que defender y proteger a los ciudadanos tomados como rehenes, argumentó Makdessi.

Las afirmaciones de Makdessi fueron hechas en un momento en que ha tomado fuerza la negociación diplomática para detener el conflicto, mediante gestiones del enviado especial de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, quien pactó esta semana con Assad la aceleración de un plan de reformas políticas internas, sin que el mandatario renuncie de inmediato, como solicitan los opositores en el exilio, agrupados principalmente en el Consejo Nacional Sirio (CNS), con sede en Estambul.

El mes pasado los ciudadanos sirios acudieron a las urnas para votar en un referendo cambios a la Constitución política para abrir cauces a la participación de agrupaciones distintas al Baaz, que desde la década de 1960 es el eje del sistema político. Tras la aprobación es necesario impulsar los cauces institucionales.

El CNS, que tiene prevista una reunión este domingo con representantes de unos 70 países amigos de Siria, no se han pronunciado sobre los resultados de la gestión diplomática de Annan, por lo que se espera un pronunciamiento en la conferencia, a celebrarse en Estambul con la presencia de la secretaria de Estado, Hilary Clinton.

El CNS renovó hoy sus llamados a la comunidad internacional para que las potencias occidentales y los países árabes doten de armamento a los opositores y se mantenga viva la posibilidad de una intervención militar extranjera, como ocurrió en Libia el año pasado, hasta que Muammar Kadafi fue asesinado.