Bogotá, Col., 31 de marzo. Uno de los gestos de distensión más importantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en años recientes, la entrega unilateral del último grupo de secuestrados que mantiene en su poder y la prohibición a sus unidades de cometer más secuestros, se desarrolla bajo una de las ofensivas militares de mayor importancia estratégica del ejército en contra del grupo armado más numeroso y con mejor armamento de América Latina.

Los frentes guerrilleros ubicados en la Amazonia, la Orinoquía y la Arauca colombianas, en particular en los llanos orientales del Meta, cuna de las FARC, han estado los últimos días bajo intensos bombardeos de una fuerza aérea que domina el teatro bélico por aire con una fuerte tutela del Pentágono, en Washington.

Aeronaves tipo Tucán y Supertucán han arrojado en las últimas semanas cerca de 11 toneladas de bombas en zonas de la retaguardia de los bloques guerrilleros mejor armados. Fuentes castrenses han dado gran despliegue publicitario a la baja –eufemismo del léxico castrense colombiano para decir dar muerte– de 69 guerrilleros, entre ellos muchos mandos de segundo y tercer niveles en la jerarquía de las FARC.

Hoy, el presidente Juan Manuel Santos, quien está al frente de la guerra desde hace ya cerca de una década, primero como ministro de Defensa de Álvaro Uribe, declaró que los últimos golpes a la guerrilla son más estratégicos que otros operativos contrainsurgentes que él encabezó, como el ataque contra el campamento en Ecuador, donde dieron muerte al segundo jefe de la guerrilla Raúl Reyes –y a cuatro universitarios mexicanos–; el “operativo quirúrgico” con el que ultimaron a Mono Jojoy, o la cacería del sucesor de Manuel Marulanda Tirofijo, Alfonso Cano. En esas tres acciones fueron clave el papel de la Fuerza Aérea y las tareas de inteligencia de Estados Unidos.

Por otra parte, esta tarde viajaron a la localidad fronteriza brasileña de Sao Gabriel da Cachoeira la senadora Piedad Córdoba y la dirigente de la organización de policías y militares secuestrados por las FARC (Aafamipaz) Marleny Orjuela, junto con otros dos activistas de Colombianos por la Paz, que serán garantes del proceso de entrega de los últimos prisioneros de guerra de los rebeldes.

De ahí partirán los helicópteros militares de Brasil (que han participado en todos los procesos de liberación anteriores) hacia el aeropuerto de Villavicencio, ciudad ubicada en el centro de Colombia, que es la puerta de entrada a la Amazonia y las vastas llanuras del Meta. En el momento en que la tripulación se encuentre en las aeronaves, el próximo lunes 2, las FARC darán a conocer las coordenadas del sitio donde entregarán a los rehenes. El operativo se repetirá el martes.

Los secuestrados que recuperarán su libertad son Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza, de la Fuerza Armada, y los policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina, todos secuestrados entre 1998 y 1999.