Abren en Londres exposición que busca revelar sus misterios
órgano de los más profundos temores y creencias
Muestran especímenes de algunos personajes famosos y otros nefastos
Miércoles 28 de marzo de 2012, p. 3
Londres, 17 de marzo. Lo hemos conservado en líquido, disecado, perforado, momificado, cortado y analizado durante siglos, pero la entidad más compleja del universo conocido –el cerebro humano– sigue generando una misteriosa fascinación.
Con muestras del cerebro de Albert Einstein conservado en trozos, y especímenes de otras cabezas de personajes famosos y otros nefastos, como el matemático inglés Charles Babbage y el asesino serial William Burke, esta semana abre una exhibición en Londres que intenta revelar parte del misterio de la mente.
Los curadores señalan que muestra a la mente como materia
, con una perspectiva histórica sobre lo que han hecho los seres humanos con el cerebro, con el argumento de la intervención médica y la investigación científica.
Este órgano único y frágil se ha vuelto objeto de los más profundos temores y creencias de la sociedad moderna, y de algunas de las prácticas más extremas y tecnologías avanzadas
, dijo Marius Kwint, cocurador de la exposición, en una presentación previa de la Wellcome Collection, en el centro de Londres.
Las diferentes formas en las que hemos tratado y representado los cerebros físicos reales abren muchas interrogantes sobre nuestras mentes recolectoras
, añadió.
Los científicos reconocen que el cerebro contiene 100 mil millones de células nerviosas y unos 100 billones de conexiones neuronales o sinapsis.
Herramientas básicas
Investigaciones actuales, como el Proyecto Conectoma Humano, están buscando las conexiones cerebrales por medio de las técnicas por imágenes más recientes, pero las personas han estado intentando desde tiempos prehistóricos escarbar más allá del cráneo e indagar en profundidad qué vuelve a una mente tan diferente de otra.
Las herramientas presentes en la exhibición –desde un trépano con mango de madera y una espada creada con dientes de tiburón hasta una lima craneana del siglo XIX, que parece un sacacorchos o destapador de botellas– muestran lo difícil que es llegar al cerebro.
Las herramientas son sorprendentemente básicas, aun cuando el tratamiento de los cirujanos es increíblemente cuidadoso
, dijo Kwint.
La exposición presenta un cráneo de 5 mil años de antigüedad, con perforaciones que muestran desde hace cuánto tiempo los hombres han estado usando la intervención directa sobre la materia cerebral. También hay instrumentos más modernos, como una máquina de terapia electroconvulsiva (TEC) de 1950, conservada de un hospital mental británico que comenzó a funcionar en 1829 como un asilo para lunáticos indigentes
.
Dividida en cuatro secciones, la exhibición destina la cuarta parte de su espacio a la forma en que el cerebro ha sido conservado para la posteridad.
La cocuradora Lucy Shanahan dijo que mientras especímenes como las rodajas del cerebro de Einstein pueden ofrecer poco en términos de cómo manejó la mente del gran científico cuestiones como la teoría de la relatividad, su preservación aún hace a las personas detenerse y pensar.
Es fascinante estar enfrentado a cerebros reales. Cuando ves uno, o parte de uno, en un frasco o fuente, de alguna manera eso no revela casi nada, pero al mismo tiempo te hace detener y relacionarlo con lo que pasa dentro de tu propia cabeza
, señaló Shanahan. Es una fascinación, si no una obsesión
, añadió.
La exhibición termina con la muestra de entrevistas grabadas a posibles donantes de cerebro, algo que busca subrayar la importancia del suministro continuo de material fresco para trabajar en la búsqueda de nuevos tratamientos para enfermedades como el Alzheimer.