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Van a continuar en el corto plazo las protestas contra el ex agente del KGB, aseguran

Repudian en Moscú unos 25 mil inconformes la victoria electoral del premier Vladimir Putin

La izquierda radical llama a derrocar al primer ministro saliente y demanda recurrir a la huelga general

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Manifestantes opositores se enfrentan con la policía antidisturbios en el centro de la capital de RusiaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 11 de marzo de 2012, p. 25

Moscú, 10 de marzo. El rechazo al presidente electo Vladimir Putin, quien seguirá en calidad de primer ministro casi dos meses más hasta que tome posesión como jefe de Estado el 7 de mayo siguiente, necesita iniciar una nueva fase y, como primer paso en ese sentido, traducirse en la fundación de un partido político que pueda ofrecer un programa alternativo de gobierno.

Esta tesis liberal se escuchó en el mitin que, este soleado sábado –tercera jornada de asueto oficial por el Día Internacional de la Mujer–, reunió a cerca de 25 mil inconformes en la céntrica calle Novy Arbat de esta capital.

Muchos sostienen aquí que, reconocido el triunfo de Putin por la comunidad internacional, las protestas en la calle nada van a cambiar en el corto plazo, aunque se haya demostrado que su apoyo real en las urnas está por debajo del otorgado por la Comisión Central Electoral y hubiera tenido que ir a segunda vuelta de votación.

Pude ver unos carruseles que envidiarían incluso en Disneylandia. Pero esto (los comicios) no era un parque de atracciones, sino un parque de humillación. Pude ver a una enorme masa gris de trabajadores que transportaban de un colegio a otro para votar, negándoles el derecho de comportarse como seres humanos. Todos fuimos humillados e insultados en estos comicios. Putin ganó las cifras, pero no es el presidente de la gente, afirmó el indignado actor Maksim Vitorgan, quien se desempeñó como observador electoral.

En cambio, para desánimo de la pacífica clase media, los más radicales de izquierda argumentan que hay que seguir ocupando las calles, convirtiendo la Plaza Pushkin en centro de las protestas y sacar a un millón de personas el día que Putin asuma el cargo, lo cual provocó sorpresa entre los asistentes.

Sólo la calle puede cambiar a los gobernantes. Sólo las masas. No tenemos otra opción. Por eso luchamos, saldremos a la calle hasta derrocarlos, advirtió Serguei Udaltsov, líder del Frente de Izquierda, y señaló que si ello no da resultado habrá que recurrir a medidas más drásticas como la huelga general y le desobediencia civil.

La policía detuvo a Udaltsov, junto con 15 seguidores suyos, cuando –al término del mitin y aún sin cometer un ilícito– se dirigían a la Plaza Pushkin, tras cortar el paso a los cerca de 150 activistas del Frente de Izquierda que iban detrás, interpretando su desplazamiento en grupo como revelador de querer realizar un plantón u otra acción no autorizada.

Igual suerte corrieron los nacionalistas, con medio centenar de detenidos al abandonar el mitin de los inconformes –en desacuerdo con los liberales, a los que culpan de estropear las protestas– y tras llevar a cabo una breve marcha no autorizada de la calle peatonal Stary Arbat a la Plaza Smolenskaya.

Los comunistas de Guennadi Ziuganov optaron por no participar esta vez en el mitin con los otros inconformes, aunque tampoco reconocen el triunfo de Putin.

En San Petersburgo y Nizhny Novgorod, donde las autoridades no autorizaron protestas este sábado, la policía arremetió con violencia contra los manifestantes y detuvo a más de 100 personas.

Es claro que la heterogénea oposición rusa encara este periodo poselectoral en medio de crecientes divisiones internas.

Por lo pronto, las diferencias políticas y estratégicas entre liberales, comunistas, radicales de izquierda y de derecha, y nacionalistas rusos, vuelven a pesar más que la indignación que, la Nochebuena católica, hizo salir a la calle a más de 100 mil personas –la inmensa mayoría ciudadanos sin partido, clasemedieros– por el burdo ajuste de resultados en las legislativas de diciembre anterior.