Mireya se fue a vivir con Joel cuando tenía 14 años. Dos años después nació Pepe, el primero de cinco hijos. Yo no sabía que podía decidir embarazarme; no sabía que podía cuidarme, dice.

Denise nació cuando ella tenía 18 años; Ricardo, al cumplir 21; Ma-tías, a los 25, y Sarita a los 34.

Me ponían el DIU (dispositivo intrauterino), pero siempre salía embarazada. Mi esposo trabaja fuera del DF y yo me quedaba sola con los niños; por eso decidí operarme.

A sus 37 años, Mireya es abuela de un niño de dos años.

Dos meses antes de terminar la secundaria, su hija Denise, de 16 años, le confesó que estaba embarazada. Ella quería seguir estudiando, pero su papá no la dejó. Le dijo que tenía que hacerse responsable de su hijo.

Mireya narra con tristeza que no quería que su hija pasara por lo mismo que ella: Ahora vive con su suegra, como yo. Tiene que portarse como una señora, aunque todavía es una niña.

La historia de Gabriela, en cambio, tuvo un final feliz. Fue madre soltera a los 18 años y con mucho esfuerzo concluyó una carrera técnica. Recuerda que se sintió mal de haber decepcionado a mis papás y mis hermanas. Soy la mayor y era el ejemplo a seguir; sin embargo, contó con el apoyo de su familia.

Cuando su bebé tenía dos años, conoció a su actual esposo, quien crió a su hijo (hoy de 11 años) como suyo. Ahora tienen un bebé de seis meses y ella se dice plena.