Sociedad y Justicia
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Queremos mantenerlos vivos, como parte fundamental de lo cotidiano

Lingüistas indígenas estudian sus idiomas originarios con el propósito de preservarlos
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de marzo de 2012, p. 37

Crecieron como hablantes de una lengua indígena. Su acceso al sistema educativo no fue fácil. Al cursar su primaria y secundaria la regla era no hablar más que en español. “Los profesores nos decían ‘tu lengua se queda abajo de una piedra, al salir la recoges y te la llevas’”. Hoy forman parte de un destacado grupo de lingüistas indígenas cuya meta es profundizar en su conocimiento, pero también preservar y mantener vivas las lenguas originarias de México.

Integrantes del programa de maestría en lingüística indoamericana impartido desde hace dos décadas por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social –único en su tipo en Iberoamérica–, Abad Carrasco, Griselda García, José Santigo y Abad Navarro comparten el orgullo de ser hablantes de una lengua nativa frente a una sociedad que aún nos estigmatiza.

Por ello, aseguran, queremos mantenerlas como lenguas vivas y visibilizarlas no como patrimonio cultural que se protege en una vitrina, sino como parte fundamental de lo cotidiano para miles de hablantes de una lengua indígena.

El programa, encabezado por la investigadora Regina Martínez Casas, tiene como objetivo estudiar las lenguas originarias desde la perspectiva de que son propiedad de un pueblo. En el momento que nuestro único interés sea grabarlas para que se queden en un archivo en Estados Unidos o Europa, y que investigadores de los países dominantes puedan venir a estudiarlas, estamos perdidos. Tratamos de revertir esta tendencia, de dejar de ser los objetos de estudio, de ser esos exóticos a los que otros analizan.

Las lenguas, agregó, pueden ser estudiadas desde la visión de los pueblos originarios, desde lo que piensan los mixtecos, los nahuas, totonacos, los me’phaa, o cualquier otra etnia. Son lenguas vivas y podemos construir un nuevo modelo de conocimiento.

Sin embargo, coincidieron los cuatro lingüistas, el primer obstáculo para recuperar y preservar las lenguas originarias es vencer la discriminación social que alimenta un sistema educativo que no es bilingüe, aunque se diga que hay primarias y secundarias en donde se forma en una lengua nativa.

Muchas veces se piensa que hablar una lengua indígena es sinónimo de pobreza, y que hacerlo en español es garantía de progreso, afirma Griselda García, hablante de mixteco, quien forma parte de la más reciente generación de maestros en lingüística indoamericana. Su objetivo es volver a su comunidad, en la sierra oaxaqueña, para enseñarles a mi colegas maestros cómo se escribe correctamente nuestra lengua, y a partir de ahí tener un mejor método de enseñanza con nuestros alumnos.