Con participación de 3.90 por ciento, que la convirtió en la industria manufacturera más importante de México, la transformación de alimentos alcanzó en 2011 una dimensión mayor a la de todo el sector agropecuario, pesquero y forestal en su conjunto, el cual aportó 3.70 por ciento del producto interno bruto (PIB) del año pasado, indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Esa industria, donde también se procesan los llamados alimentos chatarra, alcanzó en 2011 una dimensión mayor a la industria automotriz o fabricante de equipo de transporte, la cual contribuyó con 2.84 por ciento del PIB nominal, calculado a precios de mercado.

En promedio trimestral, el valor anual generado por la industria alimentaria fue de 565 mil 848.4 millones de pesos, en tanto que todo el sector primario, constituido por la agricultura, la ganadería, la pesca, el aprovechamiento forestal, la caza y la captura, produjo bienes por casi 532 mil 254 millones de pesos; es decir, 5.93 por ciento abajo del generado por el procesamiento industrial de los alimentos primarios.

Por su parte, la industria fabricante de equipo de transporte produjo el año pasado mercancías valuadas en alrededor de 409 mil millones de pesos corrientes, que representaron 2.84 por ciento del valor total creado en 2011 por todas las actividades que constituyen el PIB, el cual ascendió en promedio trimestral a unos 14 billones 352 mil 860 millones de pesos.

Cambios estructurales

Según los indicadores difundidos por el organismo, en la estructura actual de la economía mexicana sólo tres actividades de dos sectores, el industrial y el de servicios, concentran 40.68 por ciento del valor total de la economía mexicana. Las 22 industrias manufactureras aportaron 17.38 por ciento del PIB; el comercio 15.6, y el petróleo, considerado parte de la minería, 8.14 por ciento.

La conformación actual del PIB da cuenta de los cambios estructurales de la economía mexicana en los 11 años de gobierno del Partido Acción Nacional (PAN).

El sector primario, que en 2000 aportó 5.2 por ciento del PIB de aquel año, en 2011 quedó reducido a una participación casi marginal de 3.70 por ciento de la actual dimensión económica de México. Mientras la minería de minerales metálicos y no metálicos duplicó su presencia de 0.78 a 1.60 por ciento en el mismo periodo, durante el cual se entregaron en concesión unas 51 millones de hectáreas para exploración y explotación, que representan alrededor de 26 por ciento del territorio nacional.

Esa extensión es equiparable a la entregada por las compañías deslindadoras a terratenientes nacionales y extranjeros entre 1883 y 1906, durante el gobierno de Porfirio Díaz Mori, según el libro El mineral o la vida: la legislación minera en México, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana.

Al inicio del primer gobierno surgido del PAN, la aportación de la minería metálica y no metálica al producto interno bruto fue de 49 mil 706 millones de pesos de 2000. Al concluir aquel sexenio elevó su valor a 99 mil 525 millones de pesos corrientes de 2006. Y finalmente, al quinto año del segundo gobierno de Acción Nacional, la participación esta actividad fue de 235 mil 434 millones de pesos de 2011, de acuerdo con los informes del Inegi.

Otra actividad que elevó su presencia en el PIB durante los recientes 11 años fue la de banca central; instituciones de intermediación crediticia no bursátil; actividades bursátiles, cambiarias y de inversión financiera, que en 2000 aportó unos 143 mil 795 millones de pesos, equivalentes a 2.26 por ciento del PIB de aquel año, y en 2011 participó con 2.98 por ciento del valor total de la economía mexicana del año pasado, con alrededor de 428 mil 943 millones de pesos.

Mientras, la extracción de petróleo y gas se mantuvo como pilar del quehacer económico de México en los pasados 11 años. De una participación de 4.62 por ciento en el producto interno bruto de 2000 pasó a otra de 8.14 por ciento en el de 2011.