Miércoles 22 de febrero de 2012, p. 40
Óscar tenía 17 años cuando un microbús lo atropelló y le destrozó la pierna derecha. Los médicos tuvieron que amputar y ahora, 11 meses después, está luchando por recuperar su vida. Después de un intento fallido por tener una prótesis, que le pusieron en una institución pública, el joven es el tercero en Latinoamérica que utiliza una pierna biónica.
Apenas está en el proceso de adaptación de su nueva extremidad y los especialistas de la Clínica de Rehabilitación Humana, donde lo atienden, están seguros que en unas cuantas semanas volverá a caminar de manera normal.
El de Óscar es uno de los 40 mil casos de personas que cada año engrosan las estadísticas de la discapacidad en el país a causa de accidentes. De acuerdo con información oficial, 5 millones de individuos tienen alguna deficiencia física, y de éstos, 15 por ciento a consecuencia de algún percance; 39 por ciento por enfermedad; 23 por ciento tienen alguna afectación debido a avanzada edad, y en 16 por ciento el problema se debe a un mal congénito.
Para Lilia, madre de Óscar, el día que sufrieron el accidente marcó el inicio de otra vida que para mí era desconocida
y a la cual ha sido difícil y doloroso adaptarse. Las palabras muñón y prótesis le resultaban imposibles de pronunciar, pero buscó alguna alternativa para su hijo. La encontró en la pierna biónica de Otto Bock, la que pudo comprar con ayuda de su póliza de gastos médicos mayores.
Siempre he dicho que quiero lo mejor para mi hijo y por eso he llorado mucho. Hace un año esto no era lo mejor
, concluye.