Sociedad y Justicia
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En entrevista, Fernández Fassnacht señala logros de la institución y amenazas que enfrenta

Envejece planta docente de la UAM, dice el rector

Incertidumbre respecto del presupuesto e injerencia creciente de organismos públicos, otros problemas

 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de febrero de 2012, p. 34

La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) enfrenta debilidades y amenazas para consolidar su proyecto educativo. Entre ellas, afirma Enrique Fernández Fassnacht, su rector general, está atender el envejecimiento de la planta docente, con un promedio de 55 años de edad y más de 20 de servicio, pero también la entrega de un subsidio federal sin garantías para planificar el futuro.

En entrevista con La Jornada, quien fuera rector de la Universidad Politécnica de Altamira y coordinador nacional de las universidades politécnicas, subrayó que otro reto es mantener una defensa a ultranza de la autonomía universitaria, frente a una creciente injerencia en la institución de organismos públicos como la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a lo que se suma afrontar la presión que generará la obligatoriedad del bachillerato, pues advierte que sin recursos suficientes la cobija (presupuestal) no nos va alcanzar a todos.

–¿Cuál es la visión de la UAM que busca consolidar con este Plan de Desarrollo Institucional 2011-2014?

–A lo largo de 38 años la universidad ha acumulado capacidades importantes, pero de alguna manera en la fortaleza alcanzada empezamos a notar debilidades. La UAM se hizo con profesores jóvenes, pero han envejecido, este es uno de los grandes problemas.

“Actualmente tenemos poco más de 70 profesores de más de 60 años de edad. Sacamos un programa para promover el retiro y no tuvo mucho éxito porque los programas de estímulos no forman parte del salario. Se pasa de tener un ingreso digno a un tope de 10 salarios mínimos como marca la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

Seguimos buscando una salida y la única fórmula es mejorar las condiciones en cuanto a ingreso. Superar esos 10 salarios mínimos, y para eso necesitamos la creación de un fondo en el que pongamos todos, pero que nos permita establecer un tope razonable, como el de la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social, que marca 25 salarios mínimos.

–¿Cuántos recursos se requieren para armar este fondo e incentivar la renovación de su planta docente?

–Creemos que con 4 mil millones de pesos, incluso con 2 mil millones, podríamos crear ese fondo y generar una base de financiamiento para comenzar a aportar todos, tanto docentes jóvenes como aquellos que no lo son tanto. Esto nos permitiría en un tiempo razonable llegar a un punto de equilibrio para que fuera autosustentable.

–¿Dónde ve los focos rojos dentro de las debilidades y amenazas que enfrenta la UAM?

–El envejecimiento de la plantilla docente es una debilidad, pero el tema del subsidio es una amenaza porque no tenemos garantía de que se va a mantener en los niveles que requerimos. No tenemos seguridad en cuanto al futuro. Se ha perdido de vista que somos una universidad pública en crecimiento y éste no se puede dar manteniendo la tendencia histórica del subsidio. Hemos tenido incrementos aceptables, pero la realidad es que tenemos dos unidades que crear.

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Enrique Fernández Fassnacht, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana, durante la entrevistaFoto Cristina Rodríguez

–En su diagnóstico sobre la institución menciona una creciente injerencia de organismo públicos en los asuntos de la universidad. ¿A qué organismos se refiere y que tipo de injerencia existe?

–Soy defensor a ultranza de la autonomía universitaria, es decir, la institución se autorregula. Por tanto, no acepta lineamientos ni reglas externas, vengan de donde vengan. Puede ser de las secretarias de Educación Pública o de Hacienda y Crédito Público.

–¿Les han tratado de imponer reglas?

–Ha habido algunos intentos derivados más de la ignornacia que de otra cosa. De no entender bien lo que es la autonomía universitaria. Es necesario establecer que la universidad debe ser transparente, rendir cuentas a la sociedad no sólo en cuanto a cómo nos gastamos el dinero, si no qué logramos como universidad con los recursos públicos que recibimos.

“La ASF tienen un cuadernito para evaluar el desempeño de las instituciones de educación superior y para mí eso es inaceptable, porque de que me digan qué van a evaluar a qué programas educativos tengo que impartir o qué tengo que investigar, hay un paso muy chiquito.

La etiquetación de recursos que hizo el Congreso para la UAM en los fondos 2012 me parece una injerencia que no acepta la universidad. Otra vez es lo mismo: de que me digan que debo poner 70 millones en no sé qué, a que después me digan que van a dar 50 millones de pesos para crear un programa de ciencias ocultas, hay un pasito. Eso se lo hicieron a la UAM, pero no se lo hacen a la Universidad Nacional Autónoma de México.

–A estas preocupaciones, ¿se agrega la aprobación del bachillerato obligatorio, enfocado a la disputa por los recursos?

–No sé si está midiendo bien lo que implica la obligatoriedad, porque aunque pasaremos de una escolaridad promedio de 8.5 a 12 años, puede ser que la cobija (presupuestal) no alcance para todos. Creo que impulsar el desarrollo del país es un tema complicado, pero debemos buscar alternativas. Una de ellas, por ejemplo, es una reforma fiscal integral que le dé al país mayores recursos, sin que implique gravar medicinas y alimentos, pero sí evitar la evasión fiscal. Son muchos factores a considerar, sólo espero que exista la inteligencia suficiente para resolver estos problemas.