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Presentaron la segunda y última parte de su saga Amores adúlteros, publicada por Alfaguara

Falta de amor y exceso de cotidianidad motivan la infidelidad, dicen escritores

Beatriz Rivas y Federico Traeger narran con erotismo, humor e ironía la relación de pareja

Foto
Federico Traeger y Beatriz Rivas, ayer, junto a un tubo de table dance, durante la presentación de su novela Amores adúlteros... el final, en el bar swinger Coliseum Foto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de febrero de 2012, p. 6

Si los amores prohibidos son tan dolorosos, tan difíciles, si no son aprobados por las reglas sociales, ¿por qué entonces, son tan comunes, tan deseables, tan de todos los días? ¿Por qué entonces se da la infidelidad en la pareja?

Se da por falta de amor y por una sobredosis de cotidianidad, es la respuesta de los escritores Beatriz Rivas y Federico Traeger, autores de los volúmenes Amores adúlteros y Amores adúlteros… el final, novelas en los que narran con erotismo, humor e ironía, la relación apasionada de Él y Ella, quienes pese a tener pareja, hijos, familia, éxito en el trabajo, se enamoran, en lo que podría ser un encuentro a destiempo.

Editadas ambas novelas por Alfaguara, la segunda y última parte fue presentada ayer en el bar swinger Coliseum, por la actriz Consuelo Duval, además de representarse algunos diálogos de la novela y una mujer haciendo tubo, como si estuviera en un table dance.

Golpetazo de la realidad

En Amores adúlteros… el final, se cuenta la continuación de esa relación prohibida, cinco años después de vivir el breve, pero intenso, paraíso de su historia de amor; cuando Él y Ella tienen que enfrentarse al golpetazo de la realidad, y empieza a surgir de alguna manera el sentimiento de culpa, porque empiezan las dudas en torno a que quizá el marido de ella no es el ogro cotidiano y todavía tiene detalles que Ella agradece, o quizá la esposa de Él merece más atención porque Él siente que debe equilibrar las cosas.

Lo que antes parecía gustarles, ahora los repele, pues temen caer en aquella cotidianidad de la que en un primer momento escapaban. Ya cuando toda la bioquímica del amor ha bajado, de pronto descubren que el yugo de los respectivos cónyuges no es tan férreo ni las horas tan amargas.

Pero la cuestión es que siguen enamorados y necesitando uno al otro.

En esta segunda entrega aparece el personaje del Orgasmo, comentaron en charla con La Jornada los autores. Juega el papel de ser un personaje enigmático, elegante, juguetón y distinguido y de ser lo mismo una presencia erótica que acompaña a los protagonistas todo el tiempo, pero que acude sólo a cierto tipo de citas, detalló Traeger.

Para Beatriz Rivas, la sociedad en nuestro país es profundamente hipócrita, porque el tema de la infidelidad es una cuestión que deberíamos tratar con más naturalidad, porque existe, y está presente mucho más de lo que imaginamos. El promedio de adulterios es impresionante, señaló Rivas.

La novela no invita a que sean adúlteros, pero sí invitamos a que el tema se trate como es, como una manifestación amorosa y social, que por algo ocurre. Quizá porque la institución matrimonial no funciona tan bien que digamos. Es por ello que el adulterio hay que desmitificarlo.