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Crece el riesgo de colapso
Deuda de corto plazo, el problema que viene
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de enero de 2012, p. 3

América Latina tendría que abrir la billetera para refinanciar a mayor costo su pesada deuda de corto plazo, cercada por la crisis global, la cual empujaría a países como México y Brasil a aumentar sus emisiones locales.

Sólo esas dos economías, las mayores de Latinoamérica, enfrentan este año vencimientos por 352 mil millones de dólares, según Thomson Reuters. Los de Colombia superan 9 mil millones y los de Venezuela ascienden a 4 mil 500.

Aunque en menor medida que Brasil, México también figura en los primeros lugares en la lista de naciones emergentes con vencimientos de corto plazo. Los de México para 2012 son de 76 mil 756 millones; 2013, 24 mil 995; 2014, 27 mil 502, y 2015, 13 mil 376. En 2016 subirían nuevamente a 22 mil 130, y para 2017 bajarían a 7 mil 753 millones.

Los inversionistas ven más riesgo en los papeles soberanos latinoamericanos de plazo más cercano, no tanto en los de largo. Brasil y México colocaron semanas atrás bonos en dólares a 10 años que tuvieron buena demanda.

Por ello los precios de los credit default swaps (CDS), instrumento que asegura bonos globales contra incumplimientos y son termómetro del riesgo percibido por el mercado, subieron para la deuda corta latinoamericana al mismo ritmo que en China o India, pero menos que en Rusia y Turquía.

Desde julio pasado los precios de los CDS para la deuda de Brasil a un año brincaron 101 por ciento, 50 para la de tres y 41 para la de cinco. México ha sufrido un aumento promedio de 40 por ciento en los costos de los CDS para los tres plazos.

Aunque el monto de la deuda local es menor que en los pasados dos años y nadie piensa en la posibilidad de un incumplimiento, la desaceleración en las economías de la región y las turbulencias en los mercados no ayudarían a Latinoamérica. El temor al riesgo crece entre los inversores, mientras Europa no halla solución a su crisis de deuda y calificadoras como Fitch creen que la situación podría empeorar.

Ese miedo, sumado a que hay menos dinero para prestar, porque los grandes bancos enfrentan mayores requisitos de capital, haría subir los premios que las naciones deben pagar para refinanciar pasivos en los mercados.

Estrés global afecta a México

En un momento de estrés global, el costo probablemente va a aumentar para todos los países, expresó Lisa Schineller, directora de calificaciones soberanas de Standard & Poor’s. Está ocurriendo actualmente en Chile, en financiamiento para el sector privado. Hay presiones, van a ocurrir ese tipo de cosas para todas las naciones, incluido México, agregó.

Los países de Latinoamérica están mejor parados fiscalmente y tienen menores vencimientos que otros emergentes, como Rusia, Turquía o algunos de Europa del este. Pero no son inmunes al repunte de las tasas de interés de corto plazo, que engordan el renglón de pasivos en las cuentas corrientes y pueden encarecer el crédito doméstico.

Si bien la tendencia de las tasas de corto plazo fue a la baja en las mayores economías de Latinoamérica el año pasado, desde septiembre la tasa de los Certificados del Tesoro a un año de México subió 30 puntos base, a 4.62.

La de las Letras del Tesoro Nacional de Brasil al mismo plazo avanzó 26 puntos base, 10.04 en lo que va del año. Buena parte de los vencimientos de Latinoamérica se concentran de aquí a cinco años, algo habitual en momentos de agitación, porque los inversionistas prefieren comprometer su dinero a tiempos más cercanos.

Brasil es el que enfrenta una situación más difícil. Con un promedio de deuda de 5.5 años, es una de las economías emergentes con más necesidad de refinanciamiento en 2012 y sus requerimientos equivalen a 17 por ciento del PIB, según Deutsche Bank.

Bank of America Merrill Lynch pronostica que el gigante sudamericano hará una emisión neta este año por 23 mil millones de dólares en mercados locales.

Con esas cifras tiene un riesgo de refinanciamiento grande, no quiere decir que no lo vaya a hacer. Puede que el mercado les cobre caro, añadió un economista que pidió no ser identificado.