Domingo 22 de enero de 2012, p. 8
La acostumbrada multitud, más uno que otro turista extraviado, se congregó en la estrechez de la calle de Dolores, en el primer cuadro de la ciudad, para observar la celebración del Año Nuevo Chino.
Formalmente, el año del dragón negro empezará a las 15 horas con 40 minutos del tiempo de China –es decir, el lunes 23 de enero–; sin embargo, para propósitos de la convivencia familiar y, desde luego, de los comerciantes, el antiguo asentamiento de la colonia asiática en el Centro Histórico de la ciudad de México se vistió de fiesta desde el viernes pasado por la tarde.
Este año corresponde al 4709 occidental, contado desde antes de la era cristiana.
Rojos y dorados son los ornamentos de la media docena de restaurantes que se ubican en el tramo que va de Artículo 123 a Independencia, los cuales ofrecen menús especiales.
Como signo de prosperidad, la oferta de alimentos debe se abundante.
El baile del dragón, conducido por nueve integrantes de descendentes de la comunidad asentada alrededor de la segunda década del siglo pasado, atrajo la atención de quienes trabajosamente se colocaron a lo largo de un entarimado de madera .
Como marca la tradición, a las 19 horas, el manojo de lechuga que colgaba del pórtico de entrada a los restaurantes cayó al suelo para que fuera devorado por coloridos leones de la alegría.
A la par, se detonaron ruidosos cohetes para alejar a los malos espíritus .
Aunque el barrio tiene ya sus años, no fue sino hasta fines de los años 70 cuando el fallecido restaurantero Antonio Lee empezó a hacer público este festejo.
En la actualidad, los ferieros se han unido a los festejos y se colocan en otro tramo de la calle para ofrecer sus propias tradiciones chinas, como tamales y tostadas de pata.